El jardín de san Carlos perdió ayer dos de sus olmos centenarios después de que se confirmara la noticia de que estaban infectados de grafiosis. Se trata de una pérdida irreparable para el patrimonio de la ciudad, dado que son árboles antiguos, de gran porte, que habían formado parte del histórico jardín desde hace muchos años. Los olmos son una especie amenazada por esta plaga, y el noroeste de España era uno de los últimos refugios. El Ayuntamiento asegura que se han puesto en marcha “tratamientos fitosanitarios preventivos” para evitar que el insecto llegue a los otros ocho ejemplares que resisten.
Para muchos, la plaga era inevitable, puesto que estos ejemplares pertenecen a la subespecie ulmus hollandica (olmo holandés) y son muy vulnerables. De hecho, fue en árboles como estos donde se detectó primero la enfermedad, en el siglo pasado en Europa. Se trata de un escarabajo que muerde las hojas del olmo y le transmite un hongo a través del sistema vascular de las hojas. De allí viaja hasta el cuello de la raíz, se instala y va cerrando la circulación de la savia.
En cuanto al tratamiento, se trata de evitar que entre el insecto, así que se trata de introducir productos químicos que repelan al pequeño escarabajo. Sin embargo, los expertos consultados se muestran muy poco esperanzados de que ese tratamiento consiga a salvar a estos ejemplares: “No le doy ninguna oportunidad –comenta uno–. Lo único que se puede hacer, cuando se muera un olmo, es plantar otro, para tratar de preservar la personalidad de los jardines”. También se puede escoger especies menos sensibles, como el siberiano.
Precisamente el día 1 de este mes cayó una gran rama de un olmo situado frente al cementerio de San Amaro, pero el incidente no parece relacionado, o eso aseguran desde el Ayuntamiento. Hay que tener en cuenta que en esta época del año es cuando más cuidado hay que tener con el arbolado histórico, porque las ramas se llenan de hojas, lo que obliga a soportar más peso al os ejemplares enfermos, y después de un día de lluvia, cualquier problema fisiológico se manifiesta, así que en esta época del año es cuando más árboles se desploman, porque ahora se revelan todos los problemas ocultos durante el invierno,
No está de más recordar que los olmos no son la única especie amenazada. Las palmeras también están siendo atacadas por un insecto exótico, el picudo rojo, y cada año caen varias de estas plantas. En febrero, se talaron dos en O Ventorrillo, pero la principal preocupación la generan los altos ejemplares que acogen los jardines de Méndez Núñez, uno de los cuales es la palmera más alta de Galicia.
Como en el caso de los olmos, los expertos también creen que las palmeras están condenadas, aunque reciben un tratamiento fitosanitario similar al de los olmos. Son setenta ejemplares que desaparecerán más tarde o más temprano, advierten las asociaciones ecologistas.