La elección de la ciudad de A Coruña como próxima sede de la Agencia de Inteligencia Artificial está poniendo en el foco el trabajo de numerosos investigadores que trabajan en este sector. Entre los numerosos proyectos en marcha, se encuentra el trabajo que está llevando a cabo Carlos Gómez, investigador de la UDC. Su objetivo es conseguir que una empresa o institución conozca, en tiempo real, la opinión que sus clientes escriben en internet. Gómez va a trabajar en un programa informático gracias a una ayuda de 150.000 euros que consiguió el Consejo Europeo de Investigación (ERC).
“La idea es que, con esta aplicación, se puedan monotorizar las redes sociales y buscar las opiniones que deja la gente sobre el producto o empresa que nos interesa. Es una alternativa a los métodos tradicionales, como las encuestas, que solo permiten llegar a una muestra reducida de la población y de forma más lenta”, explica el investigador.
“Con esto, podremos analizar todos los mensajes y extraer opiniones positivas y negativas, pero también se pueden extraer puntos fuertes de un producto. Por ejemplo, si es un teléfono móvil, puede que muchas personas digan que les gusta la pantalla pero que la batería le dura muy poco. El sistema utilizará la sintaxis, la estructura de las oraciones, para así ser más preciso. Es uno de los elementos que lo va a diferenciar. Las mismas palabras pueden dar mensajes positivos o negativos. Puedes decir que algo es excelente, o que no es excelente. El sistema tiene en cuenta elementos como la negación”, añade.
“Tenemos un calendario de plazos. La idea es empezar en febrero de 2023 en firme y el proyecto duraría año y medio, y los resultados finales estarían a mediados de 2024. Pero confío en tener antes sistemas preliminares y prototipos en marcha”, explica”.
Gómez dice que la elección de A Coruña como referente de la Inteligencia Artificial es “una gran noticia para la ciudad”, y defiende el progreso y los avances ante los que dicen que las máquinas pueden quitar el trabajo a las personas. “Nadie querría volver a antes de Revolución Industrial o a cuando había que arar el campo a mano. Es cierto que estos avances pueden conllevar en algunos casos una sustitución en los puestos de trabajo o incluso una reducción de la mano de obra, pero habrá que aprovecharlo para mejorar las condiciones de vida de la gente, como reducir la jornada laboral”, explica.