¿Por qué las terrazas de María Pita ya no son todas iguales?

Algunos hosteleros han comenzado a desvincularse del estándar que dominó la plaza desde el año 2002
¿Por qué las terrazas de María Pita ya no son todas iguales?
La pérdida de la uniformidad es cada vez más evidente en las terrazas de María Pita, que ya tienen diferentes alturas | pedro puig

La alineación de terrazas de María de Pita es similar a la de un equipo de fútbol: once establecimientos uniformados, con una regulación específica para su labor y para el cómo deben lucir. Sin embargo, al igual que sucede muchas veces sobre un terreno de juego, el ciclo, o la concesión en este caso, hace tiempo que ha llegado a su fin (exactamente en 2022). Algunos ya no lucen como antes y, a pesar de que se han convertido en un icono para los coruñeses, los encargados de llevar a cabo su labor cada semana empiezan a buscar las mejores alternativas. Llevado a la práctica quiere decir que el kilómetro 0 de la ciudad y sus terrazas ya no presumen de uniformidad y empiezan a ser cada uno de su padre y de su madre. O más bien de su hostelero.  

 


Es cierto que la foto fija de María Pita no ha cambiado demasiado desde 2002. Lo novedoso es que ahora sí empieza a hacerlo. Las estructuras de acero y de cristal que se remontan a la etapa del arquitecto municipal Antonio Desmonts ya no convencen, por ejemplo, a los que llegan a la plaza para invertir y empezar una aventura empresarial. Es el caso del restaurante de inspiración sueca Alma. Su propietario, Fadi Elias, dice haberse sentido obligado a modificar el estándar original para poder trabajar. “Cuando llegué estaba todo destrozado, empezando por el suelo y siguiendo por la estructura, y busqué la mejor manera de cambiarlo. A mí me gustaría que todos formásemos parte de una comunidad unitaria, pero es muy difícil encontrar un modelo que nos guste a todos”, comenta un empresario que, además, se cree en el derecho de poder decidir cómo se presenta a sus clientes después del último incremento de tasas. “Hace un par de meses me dijeron que me subían la cuota a 4.000 euros. Es una locura”, lamenta Elias, que solamente en el proceso de montaje del exterior del Alma ha invertido 25.000 euros. Eso sí, asegura que toda la obra es absolutamente legal y conforme a lo establecido: “Pregunté y me dijeron que adelante con el proyecto. Nadie me dijo que no se pudiera hacer”.

 

 


No se trata de un Alma libre, en el sentido estricto de la expresión. Algunos de los locales que ya estaban operativos en la plaza con la normativa de 2002 también se han cansado de más de dos décadas de modelo. Curiosamente, en aquellos primeros meses del siglo XXI tuvieron que desembolsar alrededor de 120.000 euros, 20 millones de las antiguas pesetas. Hoy, indican algunos que prefieren no dar su nombre, creen que esas estructuras perjudican más su imagen de lo que aportan al negocio del día a día. “No se puede atender al público con el óxido cayendo. Eso ya se tenía que prever cuando se diseñaron”, apuntan desde el anonimato.


Oficialismo 

 La Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería tiene las terrazas y su regulación como una de las grandes asignaturas pendientes desde hace años. Ahora, con un nuevo frente abierto respecto a la regulación del ocio nocturno, pide a sus asociados paciencia a la hora de acometer actuaciones en pleno proceso de redacción de la nueva ley. “Es un tema totalmente privado, son obras particulares que hace gente particular. Que esté vencido el convenio no quita que haya que cumplir las normas”, advierte el presidente, Héctor Cañete. “Lo que sí entendemos es que se está llevando a cabo un mantenimiento para intentar hacer un uso correcto. No se pueden hacer grandes inversiones porque no sabemos lo que va a ser el futuro. Ya no hablo sólo de María Pita: la gente no sabe lo que hacer con las terrazas mientras no hay una solución definitiva”, añade.  


No obstante, Cañete también apunta al caso particular de María Pita como un caso paradigmático de un encarecimiento exacerbado en las tasas. “Son unas terrazas con especial cerramiento y pagan tasas totalmente especiales y disparatadas. Si aplicamos esa subida del 140 por ciento que ha sufrido la ciudad no hay mucho más que decir”, lamenta. La solución al enigma es entre 4.000 y 6.000 euros por cada uno de los 11 puestos que siguen activos.  Recientemente, los propios hosteleros de A Coruña amenazaron con una huelga de terrazas para defender que a muchos de los compañeros de profesión les resulta imposible trabajar con el espacio exterior.


La normativa y San Sebastián

El futuro de las terrazas de María Pita y la nueva concesión o aspecto que mostrarán depende de la misma normativa que sus ‘hermanas’ del resto de barrios. Fuentes municipales aseguran que la intención es finalizar la redacción lo antes posible, aunque sin plazos definidos a corto plazo. “Estamos trabajando con la intención de tenerla este año”, anuncian.

 


Muchos hosteleros miran de reojo a otra ciudad del norte de España como posible faro a la hora de marcar la normativa de las terrazas. El pasado 8 de abril San Sebastián aprobaba un polémico texto con nuevos modelos de terrazas, limitaciones horarias y prohibiciones respecto a los calefactores. El Gobierno local donostiarra estima cinco tipos de terrazas: mesas altas pegadas a la fachada y destinadas a calles peatonales (en calles de menos de cinco metros de ancho no se permitirán taburetes); terrazas clásicas con mesas, sillas y sombrillas que podrán incluir paravientos móviles; terrazas con elementos que permanecen en la vía pública; con estructura fija y espacio limitado o aquellas para recintos cerrados, permitidos sólo en aceras de más de seis metros de ancho y sin invadir zonas como salidas de emergencia. Además, el punto más polémico es el hecho de que, de lunes a jueves, el cierre tiene que ser antes de las 23.00 horas.


De momento, en A Coruña, la plaza más fotografiada de la ciudad empieza a reinventarse mientras los que tienen que regularla se ponen de acuerdo. 

 

Las cifras

 

11 terrazas se encuentran activas actualmente en la plaza de María Pita, un número que se ha mantenido con pocas variaciones desde 2002

 

25.000 euros es el coste de la inversión que ha realizado el dueño del Alma, el último local en llegar a la plaza, para modernizar y adecuar su terraza a 2025

 

6.000 euros puede alcanzar la tasa municipal para las terrazas en el kilómetro cero de la ciudad, algo que indigna a los hosteleros tras otra subida

 

15 años hace que el arquitecto Alejandro Zaera diseñó un proyecto para las terrazas que costó 30.000 euros y que jamás se llevó a cabo

 

¿Por qué las terrazas de María Pita ya no son todas iguales?

Te puede interesar