Suena a cosa de películas americanas eso de competir por ver quién tiene el mejor jardín, las mejores plantas o las flores más llamativas. Sin embargo, algo de eso debe haber detrás de la motivación de un grupo de vecinas de la zona de la calle Carballo y la ronda de Outeiro, quienes en su afán por hacerse con los ejemplares más coloridos y diferenciales se han convertido en amigas de lo ajeno. La víctima es siempre la misma: la decoración exterior de la clínica dental Giariber, desde cuya recepción asisten atónitos al proceso de sustracción de las flores. Tal es la impotencia que la gerencia del establecimiento ha optado por instalar cámaras de vigilancia y un curioso letrero de advertencia: “Señora, no se lleve las plantas. Mírelas y sonría. La estamos filmando”.
La secuencia cada día es propia de un sketch o de una cámara oculta. Asiste en butaca privilegiada la responsable de administración, quien a pesar de estar perfectamente a la vista no resulta ni disuasoria ni intimidatoria. “Son varias señoras y, como eran todo señoras, quisimos hacer el asunto algo cómico con el cartel”, bromea la trabajadora, a quien ninguna de las sospechosas habituales resulta conocida. “Por lo menos las que hemos visto no eran clientas”, añade.
No se trata de un problema reciente y se remonta a la apertura de la clínica hace cinco años y lo coqueto de la propiedad, que siempre ha apostado por una florida decoración exterior. Casi al mismo tiempo empezaron a aparecer las amigas de lo ajeno, que ahora han multiplicado su actividad. “Desde que estoy yo aquí he visto de todo, ya que algunas incluso escogen las especies. He salido a llamarles la atención y las que me ven venir escapan corriendo y meten el botín en el bolso”, relata la administradora. “Por lo menos es motivo de orgullo”, agrega.
Pero, ¿qué es lo que hace las flores de la clínica dental Giariber tan especiales? Según comentarios de los clientes es su estampa primaveral y lo exótico de algunas variedades. “Ahora en primavera florecen un montón y, como son bastante coloridas, llaman la atención en medio de tanto cemento”, asumen desde el negocio. “La buganvilla no es típica de aquí y la tentación que provoca es grande: se vuelve enredadera y tiene flores muy vistosas”, matizan desde un negocio que además de cuidar su estética ahora ha aprendido a cuidar también su seguridad.
Algunos viandantes, atraídos por el cartel, no han dudado en entrar a preguntar por la historia y no por un empaste. Lo que está claro es que, en caso de no atajar el problema, al menos los propietarios de la clínica dental Giariber podrán hacerse virales con la secuencia del ‘clan de las yayas’, con una trama digna de una comedia costumbrista al estilo de 'Señoras del (H)Ampa' o 'Paquita Salas'.