"La tía Julia y el escribidor", "La fiesta del Chivo", "Lituma en los Andes", "La ciudad y los perros", "La casa verde", "Conversación en la catedral", y crónicas desde el estadio de Riazor.
Son algunas de las obras que definen el trabajo de Mario Vargas Llosa, premio Nobel y Príncipe de Asturias de Literatura fallecido este domingo, 13 de abril. Porque el que ya es un imprescindible en las letras en castellano de los siglos XX y XXI tiene en su haber también haber escrito en la ciudad de A Coruña y desde uno de sus paisajes más impresionantes, el estadio de Riazor con vistas a la bahía del Orzán.
Ocurrió en el año 1982, cuando el Mundial de Fútbol de España tuvo una de sus sedes en el estadio de Riazor. Vargas Llosa, un fanático futbolero, fue enviado de varios diarios como El Comercio y el Gráfico de Perú, ABC o La Vanguardia de Barcelona hasta A Coruña -con hospedaje en un hotel de la oleirense Santa Cristina junto a su mujer entonces, Patricia Llosa, que también viajó a la ciudad- para ser quien hiciese la crónica del partido que disputaron Perú y Camerún. Un 0-0 que dejó a Vargas Llosa decepcionado. Y, encima, robado. Y no fue por ser víctima del VAR, que entonces era pura ciencia ficción. Con motivo de esta visita firmó ejemplares de sus obras en Librería Arenas, entonces situada en el número 23 del Cantón Grande.
Según reflejan periódicos y agencias de la época, como EFE, a Vargas Llosa le robaron en Riazor las correcciones de la que iba a ser su siguiente novela. Estaban en poder de un periodista colaborador del escritor, metidos en un maletín junto a otros documentos, y desaparecieron en el centro de prensa.
En esta visita también firmó ejemplares de sus obras en la Librería Arenas, que se encontraba por aquel entonces en el número 23 del Cantón. La firma se extendió durante casi dos horas y se centró, sobre todo, en su última obra publicada, ‘La guerra del fin del mundo’.
Años después, en 2019, Vargas Llosa regresó a la ciudad, esta vez para ser él el gran protagonista. La Universidad de A Coruña organizó un seminario internacional con su obra como centro y hasta tierras herculinas viajó el escritor peruano. En la UDC contó que trabajaba siete días a la semana y con placer, impulsado a hacerlo desde que siendo un niño se dio cuenta de que no conocía a nadie en Perú que pudiese dedicarse en exclusiva a escribir.
Además de visitar la Universidad, Vargas Llosa también pudo disfrutar de placeres más 'turísticos', como realizar caminando un pequeño tramo de la ruta Xacobea inglesa a su paso de Culleredo, pasar por el Real Club Náutico coruñés o agrandar su biblioteca en la Librería Arenas, con obras como "Los hermanos Karamazov", "Lucha contra el Demonio" o el de la coruñesa Elena Galván "31 días de mayo - La misión de Leslie Howard".