Apenas un mes después de que el cocido les saliera prácticamente por las orejas, los vecinos de O Birloque volvieron a reunirse para que la comida fuera una gran excusa para un rato distendido, divertido y, sobre todo, muy provechoso.
Más de medio centenar de residentes se juntaron en el local social de la avenida de Glasgow para, entre todos, no dejar ni rastro de los 42 kilos de pulpo y 35 de mejillones de los que se había provisto la asociación vecinal de la zona. No se quedó ahí el menú, que también incluyó cachelos de acompañante, así como torrijas y tarta de queso con arándanos en forma de postre.
No existe comida social gallega o coruñesa sin empalmar primer, plato, segundo y postre con la merienda y para ésta también lo tenía todo bajo control la Asociación de Vecinal San Cristovo das Viñas: empanada de atún y jamón serrano para cortar en finas lonchas.
Muchos empezaron a lidiar con los estragos de la digestión. No hubo tiempo para parar y sí para dar salida a los excesos: tocó hasta bien entrada la noche una sesión de baila en la que todos los asistentes se lo pasaron por todo lo alto. En el horizonte está ya una tercera reunión sociogastronómica de cara al verano.