Un libro que nació con la mera intención de ser una herencia para su hija, para “dejarle un relato que le permitiera encajar el hecho de que sus padres fuéramos adictos a la heroína y muriéramos los dos a causa de sida”. Pero una suerte de coincidencias hizo que el libro que había escrito Xulia Alonso, ‘Futuro imperfecto’, viera la luz en 2010, en gallego. Ahora, otra serie de casualidades ha hecho que vea la luz una nueva edición en castellano, la cual presentó ayer por la tarde en la librería Berbiriana, junto a Javier Pintor.

Sobre la nueva edición, explica que el germen está en el festival de teatro de Cangas, donde fue a ver a Bob Pop. “Lo sigo, me gusta, me cae muy bien”. Le pudo dar un ejemplar de la obra, de la anterior edición. “La cuestión es que lo leyó, cosa que no pensé que fuese a pasar, y él es el artífice de esta reedición, me ha ayudado a encontrar la editorial”, apunta la autora.
 

Pero, volviendo al origen, recuerda que escribió esta obra por la “necesidad de dejarlo por escrito” y porque “un libro es un objeto valioso para mí, me pareció una buena herencia”. “He vivido todo este tiempo con la creencia, la convicción, de que me quedaba poco tiempo”, por lo que dejó escrito ese relato para su hija. “Me parecía que se iba a hacer preguntas que nadie le iba a poder responder”.
 

Pero esperó hasta que el cuerpo le pidió afrontar este duro proceso. Fue 14 años después de que Nico, su pareja, muriera. “Me sentí ya capaz de hacer ese ejercicio de memoria intensísimo para explicarle, no por qué pasaron las cosas, porque no hay un por qué, pero sí cómo pasaron, cómo fue y que luego ella sacara sus conclusiones”, comenta. 
 

Lo escribió con un “grado de profundidad, de búsqueda, de exposición personal y familiar” que le permitía el saber que era algo que quedaría en casa. Pero, tiempo después, se lo dejó leer a un amigo. Este le preguntaría si se lo podría enseñar a un vecino “que se dedicaba a eso de publicar libros”. “La cuestión es que el vecino era Víctor Freixanes, yo no lo sabía, porque si no, a lo mejor habría dicho que no”, asegura. Pero fue el escritor, y actual presidente de la Real Academia Galega (RAG) quien le propuso que ‘Futuro imperfecto’ viese la luz, “literalmente, me dijo: ‘No sé el público que tendrá, pero esta historia hay que contarla’”. 

Escolares

Empezó así una historia con una respuesta “muy inesperada” por parte del público, tanto que va por la décima edición. “Es una historia que escribo a título particular, pero no es exclusiva mía, la heroína y el sida afectaron a muchas familias”, relata. 

Su inclusión en planes de estudio le permitió acercarse a los centros escolares, donde Xulia Alonso asegura que vivió “experiencias muy bonitas”. “Después de leerlo, saben que lo que está escrito es verdad, tienen curiosidad por saber. Hay unos diálogos muy interesantes, porque lo que se les cuenta de aquel tiempo les parece fascinante, pero también lo trasladan a la actualidad, porque las drogas no han desaparecido, ni siquiera la heroína”, explica la autora, y añade que “hay diálogos muy interesantes para mí y espero que constructivos para ellos”.