Desde la obsesión de las abuelas por hincharnos a vitamina C el zumo de naranja al despertar ha acompañado el crecimiento de buena parte de los coruñeses. Sin embargo, ni siquiera el que para muchos es el primer trago del día escapa a los estragos causados por una inflación que prácticamente convierte la naranja exprimida en un capricho al precio de un combinado premium: por encima de los 3 y camino de los 4 euros en muchos establecimientos especializados en desayunos.
Más que en el encarecimiento de la cesta de la compra, los hosteleros apuntan a la inestabilidad de la misma y la fluctuación del kilo de naranjas para establecer un intermedio y que no puede verse sometido a cambio en función del mercado. “Para sacar una copa de zumo hay que exprimir bastantes naranjas. Es perecedero, se estropea, golpea, maza y rápidamente sale moho”, afirma Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña. “Es una de las joyas de los desayunos, pero la fruta ha subido una barbaridad y hay que repercutirlo en el cliente. Se suben impuestos por todos lados, desde las tasas al IVA, y además se recortan horas trabajadas y se suben los salarios. Todo eso tiene que repercutir”, añade.
Los rayos de sol y la temperatura agradable despiertan para muchos las ganas de empezar el día con un buen desayuno en la postal icónica de la ciudad. Lo sabe y lo percibe Alberto Boquete, presidente de los hosteleros de La Marina y propietario de La Mansión 1783, donde el zumo de naranja de medio litro cuesta 3,50 euros, mientras que el cuarto de litro son 2,50. “Durante meses el precio de la naranja puede doblarse, así que lo que hacemos es hablar con distribuidores para tratar de calcular un precio medio”, explica el hostelero, que consume unos 200 kilos de naranjas a la semana. “A lo largo del año la variación es tan alta que puede pasar de 1,20 a 3 euros el kilo”, lamenta.
Boquete también subraya la importancia de dar salida y que el producto se mueva, al tener una vida relativamente corta: “Si tienes espacio en la cámara puedes guardarlas en frío, pero por norma nunca hay sitio en las neveras. De todos modos, seguimos teniendo mucho movimiento de zumos y tratamos de contener los precios lo máximo posible”.
La plaza de Tabacos es ya uno de los lugares predilectos para el ‘mañaneo’ y el ‘terraceo’, y es ahí donde la naranja circula a una velocidad de vértigo. Sin embargo, ya no hace falta hacer como aquella tradición oral y tomarlo rápido para que no perdiese la vitamina. Ahora se disfruta en clave de producto gourmet. José Pan, responsable de La Granera, ofrece el vaso grande a 3,10 euros, mientras que el más pequeño se queda en 2. “”Nos tendremos que plantear subirlo”, lamenta. “Ahora es un producto que se consume todo el año, no como antes, que era de temporada. Dependiendo del país del que venga la naranja se consigue más barata o más cara”, añade.
Por La Granera pasa por una tonelada de naranjas al mes, por lo que su responsable está condenado a entenderse con el frutero. “Si miras las facturas hay una variación constante, es un producto que está siempre subiendo y bajando”, dice. “Nosotros tratamos de no repercutir en el cliente esas variaciones y al final el proveedor lo que hace es buscar la naranja más barata, aunque venga de Egipto.
Forman una prohibitiva alianza el aceite de oliva y el zumo de naranja en los desayunos continentales, cada vez más lejos del alcance del bolsillo medio.