El día 14 de julio de 2022, en vísperas de las celebraciones de Santa Margarita, sin que nadie lo advirtiese, entrada la noche y causando un enorme estruendo que hizo saltar las alarmas entre los vecinos, un rayo cayó sobre el campanario de la iglesia de Orto y provocó importantes destrozos en el templo, del siglo XVII.
“Nunca escoitara algo así”, explicó entonces a este diario uno de los residentes en las viviendas cercanas, a escasos metros del embalse de Cecebre. “Quedó destrozado”, detalló también el diácono, Rafael Casás. El campanario y muchos otros elementos del templo, donde no se volvió a oficiar hasta este sábado, a menos de tres meses de cumplirse el segundo aniversario de aquel susto, después de algunas vicisitudes y numerosos desplazamientos hasta Crendes o la capilla de Santa Margarita, a donde tuvieron que acudir durante este tiempo los feligreses de Orto.
El riesgo del inmueble obligó a ordenar la prohibición de acceder a su interior por cuestiones de seguridad y la restauración, que tardó en iniciarse y exigió la instalación de un imponente andamio y el uso de maquinaria de enormes dimensiones, visibles desde la margen opuesta del embalse, tuvo un coste de casi 150.000 euros y requirió la intervención de canteros especialistas, que en la actualidad son escasos y costosos, para reconstruir el campanario, pues la descarga hizo saltar por los aires varias piezas de la espadaña, que alcanzaron la cubierta y los terrenos cercanos a San Martiño.
Además, el rayo se coló hasta el interior de la iglesia para quemar por completo la instalación eléctrica y causar importantes destrozos, evaluados uno a uno, de manera minuciosa, al tratarse de un BIC (Bien de Interés Cultural), por los técnicos de la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta.
Este sábado a mediodía, a pesar del descenso de las temperaturas, con paraguas y mucha emoción, los vecinos volvieron a San Martiño de Orto. Los residentes completaron el aforo en cuestión de minutos y, sin dejar de contemplar cada detalle de la restauración, expresaron su alegría por el resultado, casi sin recordar los numerosos trámites realizados y las molestias que supuso el cierre de su iglesia parroquial por motivos de seguridad, incluso de aquella ‘detonación’ del 14 de julio de 2022.