El atelier de novias de Silvia Cupeiro cierra sus puertas tras veinte años de actividad en Arteixo, dos décadas de ingente trabajo en las que ha disfrutado como nunca “ayudando a crear sueños”, explica, pero que ya le exigían parar: “No he cogido nunca vacaciones más de una semana”, cuenta la diseñadora, que hizo de la sencillez, la elegancia y el trato personalizado su marca personal. Además, fue presidenta del Arteixo Centro Comercial Aberto en 2017 y 2018.
Cupeiro bajó la verja hace unos días, un poco apenada al echar la vista atrás pero pensando en el futuro: “Ahora estoy formándome con un máster en patronaje digital y en 3D, hay que actualizarse. Después, ya se verá, si puedo seguir trabajando con novias, genial, porque es algo que me encanta”, señala.
Desde su apertura, en 2004, la modista ha cumplido los deseos de unas mil mujeres, aproximadamente, para su gran día. Sus colecciones eran pequeñas, pero “teniendo en cuenta que cada novia es única, se adaptaba cada vestido a la esencia y estilo de cada una de ellas”. Los trajes de Silvia Cupeiro han viajado desde Arteixo a Madrid, Barcelona o Londres, entre otros.
“Las novias eran parte del proceso creativo y me encantaba conocerlas, al final no era solo una transacción económica sino que con muchas he trabado amistad. He aprendido muchísimo en la tienda, principalmente a vencer mi timidez, pero de abril a octubre me pasaba allí la el día y casi no veía a mis hijos”, cuenta Silvia Cupeiro, quien en 2013 se asoció a Ana García, a la que agradece su apoyo y esfuerzo, igual que a todas aquellas que la han dejado “participar en su día”.
Como anécdota, cuenta que su segunda hija casi nace en un desfile: “Participábamos en Expobec y era domingo. Rompí aguas a las 10.00 y el desfile era a las 18.00. Pensé que iba a poder ir, tardé un rato en procesarlo”, bromea.