Lo de olvidarse al abuelo en la gasolinera en un viaje familiar es una anécdota hasta simpática, si no tiene consecuencias, pero que los futbolistas brasileños que salieron de Ucrania junto con sus familias no tuvieran un segundo para avisar a otro de los miembros del grupo de que su transporte había llegado y se fueran sin mirar atrás es como para guardarles rencor de por vida. Que no se extrañen si en el próximo entrenamiento al abandonado se le escapa una patada a la rodilla. Sin querer, igual que huyeron ellos de la guerra olvidándose de su compañero. FOTO: Ciudadanas ucranianas abandonan el país | EFE