Venus, la iniciativa con perros de terapia que la Fundación María José Jove lleva a cabo con la colaboración de la Escuela de Educación Canina Candamín y de los municipios de Curtis y Betanzos, se amplía a centros educativos de la comarca y a dos ayuntamientos más: Vilasantar y Sobrado.
Desde su implantación en 2019, se han adherido a estas actividades 121 menores de entre tres y 12 años y más de un centenar de familias que están dentro del ámbito del Juzgado de Violencia contra la Mujer de Betanzos.
La novedad es que ahora al planteamiento inicial se suma una nueva vía de actuación, aún en fase piloto, en centros educativos, centrada en la “prevención y sensibilización en materia de igualdad”, así como en el impulso de las “relaciones igualitarias y de buen trato”, y que se acaba de estrenar con 82 escolares de Quinto y Sexto de Primaria de los CEIP de Curtis y Teixeiro.
En este caso, las sesiones intentan “prevenir la violencia en cualquiera de sus variantes desde el ámbito educativo y en edades tempranas” y, con este intención, se realizarán talleres didácticos y lúdicos, explica la Fundación María José Jove.
En cuanto a la intervención con las familias víctimas de violencia machista, ésta consta de dos partes: acompañamiento de los menores en los juzgados con el perro cuando tiene que ir a declarar y un esquema de actuaciones más amplio de terapia asistida con animales destinado a incrementar las posibilidades de superación emocional de los niños, que se sienten más seguros con Bosco, Uva, Pot, Matilda, Oliva, Talia y Briana.
Así, cuando el menor tiene que ir a declarar o a realizar cualquier trámite, va con uno de estos siete canes, que ya conoce previamente de las sesiones de terapia asistidas organizadas en el marco de Venus. Con ellos, un educador canino y un terapeuta ocupacional, aunque es el animal el que se convierte en vínculo esencial para el menor, que se enfrenta a un ambiente hostil cuando acude a este tipo de instalaciones, consiguiendo así un sentimiento de protección y seguridad, gracias al increíble clima de calma que logran crear Bosco, Uva, Pot, Matilda, Oliva, Talia y Briana.
Así, si bien los menores que entran en Venus “lo comienzan temerosos y con pocas ganas de hablar”, a medida que avanzan las sesiones, va mermando la angustia y ansiedad, detallan desde la entidad con sede en A Coruña.
El usuario, el terapeuta, el educador y el perro son los cuatro elementos presentes en cada intervención y todos interactúan entre sí en el marco de Venus.
La duración de las terapias se adaptan a las necesidades de cada intervención de manera individual abordando todo aquello que obstaculiza el crecimiento personal del menor como la negación, la minimización y proyección de la culpa a terceros, la impotencia y los sentimientos negativos. El resultado es una reducción del estrés y de la ansiedad de los niños, así como una mejora en la autoestima, en la comunicación familiar, en el descanso y sueño y en los resultados escolares.