Betanzos vivió esta semana las mareas vivas más altas de los últimos veinte años, con inundaciones en ambas márgenes del Mandeo y el Mendo, así como en la confluencia de los dos, que supone el nacimiento de la ría y que resultó uno de los tramos más afectados por las ‘lagarteiras’ de 2024. 

Estos episodios, que se repiten cada año con más o menos cota, alteran cada septiembre la actividad cotidiana de barrios como A Ribeira o núcleos como A Acea. Esta vez, con daños de consideración en algunas naves comerciales del muelle –en otras adoptaron medidas por adelantado al conocer las consecuencias de las crecidas– y máxima expectación desde A Ponte Vella a As Cascas, aunque algunos se acercaron también a Os Caneiros. 
 

Ante la alerta de los servicios meteorológicos, el Ayuntamiento de Betanzos activó un dispositivo con tres medidas clave: avisos a los residentes, con la prohibición de aparcar en todo O Malecón señalizada por la Policía Local desde comienzos de semana; instalación de sacos de contención, solicitados al Ministerio de 

Transportes y Movilidad Sostenible teniendo en cuenta que en ocasiones anteriores surtieron efecto, y comunicación a la central hidroeléctrica del Zarzo para advertir de la situación y de la necesidad de evitar la apertura de compuertas, “porque si lo hacen, se inunda todo Betanzos”.
 

Además, Protección Civil realizó un seguimiento, “especialmente na zona da Ribeira e Porto de Betanzos” y los operarios encargados de los bombeos vigilaron día y noche estos sistemas que, a pesar de  que sí se registraron desbordamietnos en  este entorno, “funcionaron dada la magnitud de la marea”, explicó el edil de Obras y Servicios, Andrés Hermida.

También algunos de los empresarios afectados incidieron en la envergadura de lo ocurrido, convencidos de que “esto, con temporal, hubiese sido mundial”, en tanto la ausencia de viento y precipitaciones, evitaron un caos, no solo en Betanzos, sino en toda Galicia y en el Cantábrico.

Reclamaciones

Con todo, muchos residentes reclamaron más medidas, como actuaciones de dragado por parte de las administraciones con competencia en las aguas, para evitar destrozos en sus negocios y viviendas, mientras otros reiteran que la visita de las ‘lagarteiras’ no es nada nuevo, que ocurrió  “toda la vida” y no es evitable, menos aún ahora, que se suman los efectos del cambio climático a la confluencia de factores astronómicos extraordinarios, como detallaron estos días desde la delegación de la Aemet en Galicia.

En cuanto al estado de las infraestructuras en las riberas de los ríos, el representante municipal sí reconoció la existencia de un sumidero en mal estado en A Ribeira, en el entorno del centro social de este populoso barrio de la ciudad, que se comprometió a reparar cuanto antes, así como a solucionar otras cuestiones trasladadas durante toda la semana por los vecinos de Betanzos.