La alcaldesa de Cambre, María Pan, decretó el jueves la emergencia sanitaria en base a los problemas de higiene y limpieza en los centros educativos y el centro de salud, pero las familias son escépticas con la medida: “Es otra forma de apagar fuegos, calmar ánimos y que sigamos tragando”, dicen, y añaden que no lo creerán “hasta que no vean los coles limpios”.
“Creo que el Ayuntamiento nos estuvo vacilando, porque su respuesta todos estos meses era que no podía hacer nada, y en cuanto se hizo un poco de ruido declaró la emergencia para poder tomar una medida extraordinaria”, explica Jose, padre del CEIP O Graxal, mientras que otro de los afectados de este centro, Chema, asegura que “esta medida ya estaba anunciada con el alcalde anterior; sentimos que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino o soluciones temporales guardadas en un cajón”.
El Gobierno local indicó ayer que ya ha iniciado el expediente para la contratación de emergencia de esta prestación y se han pedido ofertas económicas a dos empresas, que tienen de plazo hasta el martes, día 7, a las 23.59 horas para presentarlas. “La previsión es estudiar ambas propuestas y adjudicar el contrato esa misma semana para que los trabajos puedan iniciarse a la mayor brevedad”, sostiene María Pan, que defiende esta vía como “a saída máis áxil para resolver a problemática”.
Las familias ven “insuficiente” esta decisión y piden una limpieza estable, “no una medida extraordinaria”. Desde el CEIP Wenceslao Fernández Flórez de Cambre no confían en que la situación se solucione antes de final de curso: “Tengo la total seguridad de que no cambiará a nada. Lo de ahora ya lo han dicho más de una vez”, apunta Leticia, una de las madres del Wenceslao.
El Ayuntamiento sostiene que esta iniciativa será “transitoria” y durará el tiempo estrictamente necesario hasta que se adjudiquen los nuevos pliegos del contrato de limpieza de edificios municipales.
Las AMPA mantienen su convocatoria para el próximo día 10 a las 18.00 horas, cuando cortarán el tráfico de la Costa da Tapia, en O Temple, para protestar por la insalubridad de los centros, donde en los últimos meses se pueden ver bolas de polvo, restos de comida e incluso insectos.