San Benito de Anceis se celebra en dos partes. La aldea cambresa primero homenajea a su San Benito Pequeño el 11 de julio y el 25 de julio lo deja para el San Benito Grande. Pero esta no es su principal peculiaridad. La razón por la que es reconocida esta romería es porque para conseguir el milagro, hay que ganárselo a pulso.
Y es que el San Benitiño milagreiro que se celebra por toda Galicia se vincula a la curación de diversas enfermedades cutáneas, como verrugas, granos o erupciones. Los fieles se ofrecen para ir todos los años en persona o delegación o bien donan dinero en metálico, gallinas o aceite, y se ofrecen exvotos de cera que representan partes del cuerpo como manos, pies o piernas.
Sin embargo, si se quiere asegurar uno de que San Benito de Anceis cumpla la petición que se le hace hay que pasar por una ofrenda mucho más complicada: la efectividad absoluta se logra si se pasa por una pequeña ventana rectangular que se abre en el lateral izquierdo de la ermita, se tocan las vestimentas del santo que está en el interior y a continuación se pasa por los problemas de piel que se quieren curar. Algunos vecinos comentan incluso que hubo algún fiel que se llegó a quedar encajado en anteriores ediciones de la romería.
Porque el paso por la ventana es muy estrecho, a lo que se añade que está en alto, por lo que los fieles tienen que ser ayudados de sillas o escaleras, además de familiares y amigos para poder lograr traspasar el agujero y llegar al interior de la capilla de San Benito, en una muestra impresionante de devoción al que es uno de los santos más queridos en Galicia. En esta edición de 2024, una mujer de 95 años fue la que se ofreció al santo entrando por la pequeña ventana para conseguir su milagro.