Dos de las mejores voces de la actualidad, Jessica Pratt y Xabier Anduaga, la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) y el director José Miguel Pérez-Sierra serán los protagonistas de la gala “Viva el Belcanto” del próximo viernes, en el teatro Colón.
El maestro Pérez-Sierra será el encargado de coger la batuta, en la que será su primera aparición tras el parón obligado por el coronavirus.
¿Qué podrá esperar el público que acuda al Colón?
Sobre todo, dos de las mejores voces del mundo, en estado de gracias las dos. Estamos retomando todos la actividad, por la pandemia, pero muy contentos de hacerlo en A Coruña, una ciudad con la que tenemos una gran unión.
Otra vez al frente de la OSG.
De hecho, debuté con ellos, hace quince años. Desde entonces, casi todos los años he podido trabajar con esta orquesta, que es magnífica y con la que me encuentro fenomenal.
Me decía que estaba retomando la actividad, pero ¿como sobrellevó el confinamiento sin poder dirigir?
Yo creo que ha sido también una época para aprovechar y hacer otras cosas, estar con la familia. En nuestras carreras, que suelen ser tan frenéticas, yo estaba acostumbrado a pasar ocho, nueve, diez meses fuera de casa. En ese sentido, ha sido la ocasión para hacer otro tipo de cosas. Lo único, es que se ha vivido todo en un clima de incertidumbre y creo que en nuestro país, a los artistas se nos ha ayudado muy poco. Los que tenemos una carrera internacional y tenemos la suerte de trabajar en Francia o Alemania, hemos notado que allí ha habido otro tipo de consideración, absolutamente diferente, hacia nosotros, respecto a la que ha habido en España. Creo que todos deberíamos luchar para que esa consideración cambie.
Supongo que es un respiro que actos como la Programación Lírica se hayan podido retomar, aunque con aforos muy limitados.
Sí, por supuesto. Es evidente que lo importante es seguir adelante. La cultura es la actividad más segura que se hace. Nunca terminaremos de entender bien los aforos reducidos en los teatros y no en el avión o en el transporte público, donde se ven auténticos hacinamientos, todavía no hemos recibido ninguna explicación científica al respecto. Pero bueno, sea para 2.000 personas, sea para 100, o para 500, los músicos estamos encantados de actuar para ellos. Yo, conque haya una persona interesada en lo que hacemos, yo ya salgo contento a actuar.
Viajando atrás en el tiempo, su amor por la música viene de edades muy tempranas.
Yo no tengo recuerdos en mi vida sin música. Desde los cinco años empecé a estudiar y solía ir a los conciertos y a la ópera desde los 3 o 4 años. Tengo una familia musical, escuchar a mi hermana tocar el piano todos los días me llevó a interesarme por ese instrumento, quizá por eso fue por lo que empecé a estudiar. Luego, poco a poco, se fue decantando como mi futuro modo de vida.
La música le acompañó hasta el punto de pedir como regalo de comunión los discos de Plácido Domingo.
(Ríe). Eso es verdad. Creo que cualquier niño que empiece a estudiar música muy pequeño, claro, tienes unas aficiones y unos gustos muy diferentes a los de otros niños de 7 u 8 años (ríe), entonces yo tenía esas rarezas, yo quería que me regalasen música, discos, óperas, sinfónico... era lo que yo estudiaba, mi afición, todo. Por eso digo que la música es un modo de vida. Un músico no es algo que se haga, un músico se es.
Además, no es un clásico al uso, su background es mucho más amplio, incluso de pop o reguetón.
(Ríe). A mí me gusta todo, cada cosa para su momento. Vivimos en la época del encasillamiento, porque es más fácil encuadrarte si dices dedicarte solo al sinfónico o a la lírica. l