Gustavo García Roig llega a la Casa Museo Casares Quiroga para presentar su nueva exposición fotográfica “Nasca: el sueño creador”, que se exhibirá en este espacio como homenaje a la matemática y geógrafa María Reiche.
La muestra fotográfica rinde cortesía a la figura de esta precursora, que por su tesón y trabajo evitó que las Pampas de Nazca de los Andes fueran destruidas y olvidadas.
María Reiche realizó una abnegada entrega durante más de 51 años, estando prácticamente sola, y con una firmeza admirable que defendió con tesón e hizo que la Unesco distinguiera en 1994 a “sus” Pampas de Nazca como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Reiche, natural de Dresde, Alemania, se doctoró en Matemáticas y en Geografía, teniendo desde muy joven un apasionado interés por las culturas ancestrales andinas.
Apego por los acuíferos
La geógrafa, tras viajar a Perú, comenzó su trabajo como traductora de arqueólogos e historiadores en Lima. Ahí fue cuando María Reiche descubrió su interés por la cultura andina, especialmente en Nazca, en donde afloró su apego por los acuíferos que continuaban funcionando desde hace unos 2000 años.
La función que desempeñaban estos enclaves era la de trasladar el agua del deshielo de los Andes a los ríos y de allí desviarla a las poblaciones para posteriormente destinarla al consumo y riego de los cultivos, ya que gran parte de Nazca y alrededores son de clima desértico.
En 1941 se descubrieron dos líneas que se perdían en el horizonte, pero que claramente señalaban la puesta de sol. Fue en ese momento cuando se comenzaron a encontrar surcos en el suelo de estas Pampas que al ser despejados podían reconocer figuras trazadas magistralmente en las piedras.
El magnetismo producido por las Pampas de Nazca cautivó para siempre a María Reiche, entregándose por entero a su estudio gracias a su conocimiento científico y matemático, aprendiendo a la vez los designios de los astros a través de la arqueoastronomía.
María Reiche sostenía que tiempo y paciencia ilimitados eran las claves para poder comprender a esas culturas ancestrales, así como su manera de pensar.
“El día que lleguemos a descifrar estos secretos, la humanidad habrá dado un gran paso adelante en su evolución”, asegura el fotógrafo Gustavo García Roig sobre las líneas de Nazca. Esta exposición supone una de las más extensas de todas las que se han llevado a cabo en torno a este asunto.