El músico británico Van Morrison llegó ayer al Coliseum para dar un esperado concierto que tuvo que aplazarse el pasado mes de diciembre por motivos de salud del artista. El León de Belfast, que no visitaba la ciudad desde hacía 22 años, repasó su repertorio de temas clásicos y también algunos más recientes.
Llegado del Wizink Center de Madrid, el músico salió al escenario a las 20.28 -a muchos aún no les había dado tiempo de ocupar su asiento- y comenzó el recital al saxo con la instrumental “Caledonia swing” para continuar con “Latest record project” y “Up county down”.
Acompañado de una banda de club de jazz con seis músicos y una corista, Morrison no
dejó tiempo a la charla ni a los chistes y se dedicó a lo suyo, prácticamente sin pausa entre canciones.
No hubo apenas interacciones con el público, aunque fue jaleado en numerosas ocasiones, una de ellas cuando llegó su primer gran hit, “Days like this”, donde el artista se marcó uno de sus solos.
Con “Someone like you” el público se animó con las palmas. Van Morrison, que se lució también en baladas como “Sometimes we cry” -tras la cual pronunció un sencillo “thank you”-, destacó con una gran voz de crooner por encima de una música que le dio todo el protagonismo.
“Baby, please don’t go” le hizo sacar la armónica y con otros dos de sus grandes éxitos, “Brown eyed girl” y “Gloria”, el Coliseum bailó y cantó en el fin de fiesta, con un Morrison que, educado, se despidió con otro “gracias”. Genio, figura y una delicia para los nostálgicos.