El Leyma Basquet Coruña domó a su ‘bestia negra’, un Oviedo que ni estando con desventaja cercana a la treintena se apeó del partido y acabó llevando la intraquilidad a la afición local, que al final pudo celebrar el cuarto triunfo en otros tantos partidos en casa.

La canasta inaugural de Stuckman, desde el arco, fue un presagio. Sólo el cambió el color. Del azul al naranja. El Leyma contestó con dos seguidos. Luego con otros dos. Y uno más para completar un 5 de 5 en poco más de 5 minutos (15-10).

Apenas dos más tarde llegaría uno de los momentos del partido: el esperadísimo (re)debut de Burjanadze. El georgiano, recibido con una sonora ovación, ‘calentó’ en los menos de 4 minutos que tuvo en un primer cuarto donde su equipo tardó en meter el turbo lo que tardó en meter triples, para destrozar el ritmo cansino propuesto por el Oviedo.

Y disparó en el segundo. Dos triples seguidos, el primero sobre la bocina de posesión, escorado y con un rival encima. Coruñeses: Beqa ha vuelto. Y McDonnell, tras rebote ofensivo, dobló al equipo carbayón en el marcador (30-15).

El Oviedo, sujetado por Martí –y que falló 6 sus 8 primeros libres–, no las veía venir. Y eso que seguían viniendo del perímetro. Aleix Font puso el 3 de 4 en el marcador de triples de este periodo, tres libres de Jakovics engordaron un poco más el colchón (48-29) y un jugadón de Lundqvist: taponó a Elisias cuando iba a machacar, se quedó el balón, atravesó toda la pista y con una bandeja (50-31), cerró una primera mitad primorosa de los pupilos de Diego Epifanio desde el arco (9 de 13).

La segunda arrancó como terminó la primera: bandeja del sueco. E igual que el primer cuarto: triples a gogó del Leyma. Tres sin fallo, para poner un sonoro +26 en el electrónico (63-37), a la postre el mayor margen del encuentro.

Sin embargo, el Oviedo no tiró la toalla. Endureció su defensa y encontró el camino del aro con Duscak, Stuckman y Pérez, autores de un parcial de 0-10 que reanimó el duelo. Aleix Font cortó la euforia visitate con un triple y otro de Aris devolvió a los naranjas una distancia de seguridad (73-54).

Con dos puntos menos de diferencia arrancó el acto final. Y con la afición local muy enfadada con el (mal) arbitraje. Los locales mantuvieron su renta por encima de la decena y media, hasta que encajaron un 0-7 que puso al Oviedo a sólo 10 tantos (81-71), entre gritos de “fuera, fuera” a los colegiados.

Epi devolvió a la pista a Huskic, que llevaba muchos minutos sentado, y el serbio le puso el candado al partido con 6 puntos prácticamente consecutivos, dos de ellos después de que lo que pudo haber sido un 2+1 de Stuckman, con 84-75, se quedase en un solo punto. El último susto.