Los electores eligen este domingo a 208 de los 265 senadores que componen la Cámara Alta, con la incógnita de si algún partido conseguirá alcanzar la mayoría absoluta, que, entre otras cosas, permite aprobar el llamado techo de gasto o la aplicación del artículo 155. En el caso del PP, necesitaría unos 110 escaños para tener esa mayoría absoluta, ya que cuenta de partida con al menos 23 senadores por designación, mientras que el PSOE tiene unos 19 aproximadamente.
Estas elecciones del 23J también servirán para saber si se aprovechan las posibilidades que ofrece el sistema de listas abiertas para elegir a los cuatro senadores que reparte cada provincia: los electores señalan hasta tres nombres de entre todos los candidatos que se presentan y pueden hacerlo de un mismo partido, de dos o hasta de tres diferentes.
Los resultados demuestran tras cerca de 45 años de elecciones generales que los votantes eligen a los candidatos de un mismo partido, de manera que la formación más votada se lleva directamente tres escaños y la que queda segunda, uno. Es decir, lo habitual es que sólo dos partidos se distribuyan los senadores, y en la mayoría de provincias, son el PP y el PSOE.
En las elecciones del 10 de noviembre de 2019 se repitió este esquema, pero en 18 provincias sin embargo hubo un reparto diferente del voto. En concreto, se produjo un 2+2 entre PSOE y PP en Almería, Albacete, Cuenca, Guadalajara, Toledo, Burgos, León, Sorioa, Valladolid, Alicante, Castellón, Valencia, Pontevedra, La Rioja y Madrid.
En Teruel y Girona también hubo un 2+2, pero en el caso de la primera se repartió entre PP y Teruel Existe, mientras que en la provincia catalana fueron ERC y Junts.
En el resto de circunscripciones se mantuvo la tradición del 3+1 y el partido elegido mayoritariamente fue el PSOE, que logró 93 escaños, por los 83 senadores que tuvo el Partido Popular.
Un dato que hay que tener en cuenta es el del reparto de los 57 senadores autonómicos que eligen los parlamentos regionales, no los ciudadanos en las urnas. Eso sí, en estas elecciones del 23J se ha dado el caso que, al ser muy cercanas a las autonómicas del 28M, algunas asambleas autonómicas aún no han nombrado sus parlamentarios por designación.
A falta de saber el reparto en Murcia y Navarra, el PP parte ya con al menos 23 senadores por designación autonómica -a falta de ser ratificados muchos de ellos-, por lo que tendría la mayoría absoluta si el domingo suma al menos 110 escaños.
Los socialistas, por su parte, parten con al menos 19 senadores, a la espera de lo que decidan algunas Asambleas autonómicas, puesto que los resultados del 28M han quitado parte de este poder territorial que tenían antes de las elecciones autonómicas.
Este sistema del 3+1 dificulta la entrada de otros partidos. En 2019, Vox sólo obtuvo cuatros senadores en las urnas pese a lograr el mejor resultado de su historia en el Congreso con 52 diputados. Por su parte, Sumar, que tendría su equivalente en Unidas Podemos en las elecciones de hace cuatro años, no consiguió ningún escaño y solo tuvo, durante una parte de la legislatura, una senadora por designación autonómica del Parlamento de Cataluña.
La importancia política del resultado en el Senado ha sido siempre relativa. No interviene en la elección del presidente del Gobierno y no es decisivo en la elaboración de las leyes: sus enmiendas y reformas pueden ser tumbadas por el Congreso, que tiene la última palabra.
Solo es decisivo para aprobar el llamado techo de gasto, que puede vetar y obligar al Gobierno a presentar de nuevo, y especialmente para aprobar la aplicación del 155 de la Constitución, como ocurrió con Cataluña en 2017. El Gobierno debe presentar un proyecto al Senado para que lo debata y apruebe por mayoría absoluta, o no podrá tomar medidas al amparo de ese artículo constitucional.