El hijo de Josu Ternera niega haber pertenecido a ETA al ser juzgado en París

El hijo de Josu Ternera niega haber pertenecido a ETA al ser juzgado en París
Egoitz Urrutikoetxea

  Egoitz Urrutikoetxea, hijo del histórico exdirigente etarra Josu Ternera, negó este jueves haber pertenecido nunca a la organización terrorista ni haber estado en la clandestinidad, al ser juzgado este jueves en París por alquilar en 2005 un piso franco en Vichy que utilizaron miembros de la banda.


“Contesto mi pertenencia a ETA”, afirmó Urrutikoetxea Laskibar, que insistió en que “nunca” había estado en la clandestinidad, durante su comparecencia ante el Tribunal de Apelación de París, que lo juzgó por su presunta pertenencia a ETA al haber alquilado el 24 de abril de 2005 un piso en Vichy y una semana después una plaza de aparcamiento con una identidad falsa.


La fiscal, sin embargo, reclamó su condena por considerar que “hay vínculos asentados” entre Urrutikotexea y otros etarras ya condenados por su actividad terrorista que pasaron por el piso de Vichy como él, que dejó allí huellas dactilares y su ADN.


La representante del Ministerio Público pidió una pena de dos años exentos de cumplimiento (sólo iría a la cárcel en caso de reincidencia) teniendo en cuenta que los hechos ocurrieron hace ya 19 años y que está insertado socialmente.


La fiscal reprochó al encausado que no haya hecho “una verdadera crítica” a las acciones de ETA, puesto que en la audiencia se empeñó en hablar de “una violencia recíproca” y de “minimizar sus actos”.


El hijo de Josu Urrutikoetxea reconoció que había utilizado documentación falsa para alquilar el apartamento y el aparcamiento porque se lo había pedido ETA, pero insistió en que lo hizo “en el marco de las negociaciones” que estaba llevando a cabo entonces la banda con el Gobierno español.


“Era importante que las personas de esa organización clandestina pudieran reunirse” con ese objetivo, señaló, sin dar la identidad de los activistas con los que estuvo en contacto.


Hizo hincapié en que puso “a disposición (de ETA) ese apartamento en un marco bien preciso” y en que, aunque pasó por allí un par de veces, no supo las razones por las que fue abandonado meses después por los miembros de la banda que lo ocuparon.


La presidenta del tribunal, que le recordó de que el meollo del proceso es determinar si en 2005 participaba en la estrategia etarra para preparar acciones terroristas, recordó que la policía encontró sus huellas y ADN en diversos objetos que se requisaron en varios pisos y vehículos utilizados por miembros de la organización terrorista, como el entonces responsable del aparato militar, Peio Esquisábel.


Egoitz Urrutikoetxea subrayó que todos los objetos en los que se encontraron sus huellas eran móviles, de forma que eso no demuestra que él los dejara en esos pisos francos ni en esos vehículos utilizados por ETA.


Explicó la presencia de esos objetos por la relación con su padre, que en esa etapa, según sus propias palabras, “participaba en la búsqueda de vías para buscar una solución” al “conflicto” vasco y, que como también indicó en otro momento, fue quien puso voz al mensaje en el que ETA anunció su disolución en mayo de 2018.


Josu Ternera, que asistió entre el público al proceso de su hijo, está a su vez pendiente de otro juicio ante el mismo Tribunal de Apelación de París, que podría celebrarse en octubre de 2024 o en enero de 2025, y cuya finalización es la condición para que puedan cursarse las euroórdenes que tiene pendientes contra él la Audiencia Nacional de Madrid.


Egoitz Urrutikoetxea, que cumplirá 50 años en junio y tiene la nacionalidad francesa, estuvo en busca y captura durante varios años hasta que fue detenido el 6 de octubre de 2015 en Saint Denis, una ciudad del extrarradio de París donde vivía bajo su propia identidad.


Antes de eso, había sido condenado en rebeldía tres veces por su pertenencia a ETA. Pero como era su derecho, pidió que se repitieran los juicios en su presencia.


Como consecuencia de eso, fue condenado una primera vez en noviembre de 2021 a dos años de cárcel exentos de cumplimiento, pero no por haber sido miembro de ETA, sino por sus vínculos con la organización terrorista entre 2003 y 2005, y en concreto por sus relaciones con “miembros eminentes”, sobre todo del aparato militar.


Este jueves, ante el Tribunal de Apelación de París que dictará sentencia en su caso el próximo 30 de mayo, dijo que durante su vida el “delito de filiación (le) ha perseguido

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