Lo que a primeros de semana fue un toque de atención al PP este miércoles se ha llevado a la práctica. Vox ha optado por suspender las negociaciones presupuestarias en todas las comunidades autónomas donde su apoyo era necesario con el argumento de que los populares planean negociar políticas migratorias con el PSOE.
El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, ha sido quien ha escenificado el malestar del partido con Génova para elevar la presión contra los populares ante la reunión que mantendrán este jueves con el Gobierno sobre la reforma de la ley de extranjería para obligar a las comunidades a acoger menores inmigrantes no acompañados.
Y lo ha hecho desde el barrio barcelonés de Besòs-Maresme, donde ha denunciado el crecimiento de la inseguridad ciudadana, que los de Santiago Abascal ligan estrechamente a la inmigración.
"No vamos a participar en el reparto de inmigración ilegal y de inseguridad que pretenden Feijóo y Sánchez. Si el PP quiere seguir impulsando las políticas del PSOE, que negocie los presupuestos con ellos. A Vox no le va a temblar el pulso", ha declarado.
Una decisión que pone en riesgo que el PP pueda sacar adelante los presupuestos autonómicos tanto en las cinco comunidades donde suscribieron pactos de gobierno, como en Baleares donde Vox prestaba apoyo externo hasta que en julio decidieron romper todos los acuerdos autonómicos también por el reparto de los menores.
Casi al mismo tiempo del anuncio de Garriga de suspensión de las negociaciones presupuestarias por el "acercamiento" del PP al PSOE en materia de inmigración, en Baleares Vox ha confirmado que daba por rotas sus relaciones políticas con el Govern, aunque con una justificación distinta.
Según su portavoz en el Parlament, Manuela Cañadas, en ningún caso apoyarán los presupuestos autonómicos del Ejecutivo de Marga Prohens si el castellano no tienen en la educación de Baleares la misma consideración que el catalán y esta lengua deja de ser la vehicular.
Esa ha sido la "línea roja", en palabras de Cañadas, para romper las conversaciones en las islas, donde este martes Vox ya dio un primer aviso tumbando las cuentas autonómicas en la primera votación, pese a que las negociaciones iban muy avanzadas.
Al igual que lo estaban en Extremadura, mientras que en Aragón y la Región Murcia las conversaciones se centraban en analizar partida a partida.
En Castilla y León el pacto presupuestario ya era difícil de inicio por la falta de entendimiento de sus máximos dirigentes y en la Comunidad Valenciana Vox lo supeditaba, además de a la cuestión migratoria, a que el PP presentara unas cuentas "serias" para afrontar los daños provocados por la dana del 29 de octubre.