Hace poco más de tres años, en octubre de 2019, la Chocolatería Valen abrió sus puertas en la Calle Juan Díaz Porlier, 11 (Matogrande). Desde entonces, el local ha ido ganando fama por sus desayunos y meriendas, y especialmente por un producto que no es nada habitual en A Coruña: las porras. 

Paco Prieto es el dueño de este establecimiento. Procede de Ciudad Real, de una familia de tradición churrera. Cuenta que el nombre de su proyecto lo tomó de su tío Valen, que también era churrero. Y que se decidió a apostar por las porras porque nadie lo estaba haciendo en la ciudad. "Que yo sepa soy el único que las hace, pero es que de donde vengo lo normal es que en una churrería se hagan las dos cosas: churros y porras", explica. "Las porras que hacemos funcionan muy bien, son las típicas que se hacen en Madrid y en más sitios. Y los churros de lazo también son diferentes, más finos. La clave para que salgan tan ricos es que utilizamos las mejores materias primas, tanto el aceite como la harina, aunque sean más caros. Y cambiamos continuamente el aceite para no quemarlo y que los churros y porras sean más ligeros, para que no repitan", explica. 

Ahora se acerca una fecha clave para su negocio, la madrugada de año nuevo, en la que Paco Prieto espera llenar su local de la gente que acuda a desayunar después de la fiesta de fin de año. Para eso, ha decidido cerrar mañana, día 30, para poder preparar los más de 5.000 churros que prevé vender, aparte de las porras y los chocolates. "Es un día clave, y necesitamos estar bien descansados y tener todo preparado. El día 1 abrimos a las 5.30 de la mañana, y esperamos estar sirviendo desayunos al menos hasta el mediodía", asegura Prieto. 

Además de sus dos preparaciones estrella, los churros y porras con chocolate, también sirven otras cosas, como tostadas, gofres, zumos y otras bebidas. Y se pueden consumir en el local o llevárselas a casa, o bien pedirlas a domicilio a través de Glovo o JustEat. Gracias al trabajo bien hecho, han conseguido ganarse un hueco entre la clientela, que valora mucho la calidad de sus productos. "Vienen a buscarme para decirme lo bueno que está todo, y eso no es habitual", reconoce Paco Prieto. Algo que a él le reconforta especialmente, sobre todo después de haber abierto poco antes de la pandemia, lo que le hizo pasar por momentos "muy complicados, como a todos", concluye.