Israel concluye que el ataque contra WCK fue por una "identificación errónea"

Israel concluye que el ataque contra WCK fue por una "identificación errónea"
Trabajadores de WCK, junto a los cuerpos de sus compañeros/EFE/EPA/HAITHAM IMAD

El informe preliminar del Ejército israelí concluye este miércoles que el ataque contra el convoy humanitario de World Central Kitchen (WCK), en el que murieron 7 de sus empleados, no tuvo la "intención de dañar a los trabajadores humanitarios" y se debió a una "identificación errónea".


“Quiero ser muy claro: el ataque no se llevó a cabo con la intención de dañar a los trabajadores humanitarios de WCK. Fue un fallo por una identificación errónea: de noche, durante una guerra, en condiciones muy complejas. No debería haber sucedido", afirmó el jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Herzi Halevi, al presentar las conclusiones preliminares de su investigación.


Halevi insistió en que una "entidad independiente investigará el incidente exhaustivamente", unas pesquisas más certeras que se completarán en los próximos días, y prometió que el Ejército "aprenderá de sus conclusiones, implementará medidas inmediatas y compartirá esas conclusiones con WCK y otras organizaciones internacionales relevantes".


El jefe militar indicó que ya se ha creado un "centro de mando" para mejorar la manera en que se coordina el reparto de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, horas después de que el ministro de Defensa, Yoav Gallant, lo ordenara, y se comprometió a hacer mayores esfuerzos por proteger a los trabajadores humanitarios.


Casi 200 empleados humanitarios han muerto en la Franja de Gaza desde que comenzó la guerra, lo que demuestra que el ataque al convoy de WCK "no es un incidente aislado", denunció ayer el coordinador humanitario de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, Jamie McGoldrick.


"Valoramos la importancia de la continua distribución de ayuda humanitaria y haremos todo lo posible para seguir facilitando este esfuerzo vital", aseveró Halevi, pese a que agencias humanitarias le han recriminado en repetidas ocasiones que Israel no facilita esa labor, ya que se niega a abrir más rutas terrestres sobretodo al norte -donde la hambruna es una realidad- que agilicen el reparto y no garantiza la seguridad de los convoyes, que sufren continuos ataques.


"Este incidente fue un error grave. Israel está en guerra con Hamás, no con la gente en Gaza. Pedimos disculpas por el daño no intencionado a los miembros de WCK", aseveró el jefe del Estado Mayor.

Grafico trabajadores WCK
 

Un dron israelí llegó a disparar tres veces contra un convoy de WCK en la ciudad de Deir al Balah, en el centro del enclave, a pesar de que los autos estaban claramente marcados con el logotipo de la organización, ataque en el que murieron cuatro extranjeros y tres palestinos, según detalles del ataque logrados en exclusiva por el diario israelí Haaretz.


Un primer misil alcanzó al auto que lideraba el convoy, y los supervivientes corrieron a refugiarse al siguiente vehículo, que también fue atacado por otro misil segundos después. Un tercer vehículo se acercó a socorrerlos y recibió otro impacto, reveló el diario.


El primer ministro, Benjamín Netanyahu, fue el primero en admitir ayer la responsabilidad de Israel en ese ataque "no intencionado", y el presidente Isaac Herzog llamó anoche al chef español José Andrés, director y fundador de WCK, para disculparse por el incidente.


El Ejército ha encargado una investigación independiente al Mecanismo de Investigación y Evaluación de Hechos (FFAM), un cuerpo liderado por un mayor general, encargado de ofrecer la mayor información posible para decidir si se abre una investigación criminal sobre incidentes en combate. 

 

José Andrés

"Las siete personas que murieron en una misión de World Central Kitchen en Gaza el lunes eran lo mejor de la humanidad. No carecen de rostro ni de nombre. No son trabajadores humanitarios genéricos ni daños colaterales en la guerra", dice el chef español José Andrés, el fundador de la ONG en un artículo de opinión publicado en el diario The New York Times.


Los siete trabajadores humanitarios son, según la ONG, el palestino Saifeddin Issam Ayad Abutaha, la australiana Lalzawmi Frankcom, el polaco Damian Soból, el canadiense-estadounidense Jacob Flickinger y los británicos John Chapman, James Henderson y James Kirby ,"que lo arriesgaron todo por la actividad más fundamentalmente humana: compartir nuestra comida con los demás".


En el artículo, titulado "Let People eat" (Dejar que la gente coma"), el chef español glosa la figura de los siete trabajadores asesinados y pide al Gobierno de Israel que "abra más rutas terrestres para alimentos y medicinas", que "deje de matar a civiles y trabajadores humanitarios" y que "inicie hoy el largo camino hacia la paz".


"En las peores condiciones, después del peor ataque terrorista de su historia, es hora de que aparezca lo mejor de Israel" -dice José Andrés -. "No se puede salvar a los rehenes bombardeando todos los edificios de Gaza. No se puede ganar esta guerra matando de hambre a toda una población".


José Andrés se refiere también a la promesa del Gobierno israelí de "realizar una investigación sobre cómo y por qué fueron asesinados miembros de nuestra familia World Central Kitchen".


El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Herzi Halevi, presentó esta madrugada las conclusiones preliminares de su investigación, según las cuales el ataque contra el convoy humanitario no tuvo la "intención de dañar a los trabajadores humanitarios" y se debió a una "identificación errónea".


De todas formas, Halevi insistió en que una "entidad independiente investigará el incidente exhaustivamente", unas pesquisas más certeras que se completarán en los próximos días.


José Andrés dice que la investigación "debe comenzar desde arriba, no sólo desde abajo", y afirma que fue "un ataque directo contra vehículos claramente marcados cuyos movimientos eran conocidos por las Fuerzas de Defensa de Israel".


Según el fundador de WCK, el ataque fue "el resultado directo de una política que redujo la ayuda humanitaria a niveles desesperados" y que por ello "los miembros del equipo ponen en riesgo sus vidas, precisamente porque esta ayuda alimentaria es muy escasa y se necesita desesperadamente".


José Andrés afirma que la mitad de la población de Gaza (1,1 millones de personas) se enfrenta al riesgo inminente de hambruna y "el equipo no habría hecho el viaje si hubiera suficiente comida, viajando en camión por tierra, para alimentar a la población de Gaza". 

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