El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó hoy establecer pausas en los combates de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, para permitir la entrada de más ayuda humanitaria que pueda paliar la desesperación de una población gazatí hambrienta, mientras en Israel inicia otra semana de protestas para pedir la convocatoria de unas elecciones anticipadas.
“Para lograr la eliminación de Hamás, he tomado decisiones que no son siempre aceptadas por el nivel militar”, afirmó Netanyahu en una entrevista, después de tildar en un primer comunicado de “inaceptable” las “pausas tácticas” anunciadas por su ejército horas antes en el sur de la Franja para permitir el ingreso de ayuda humanitaria. El comunicado de las fuerzas israelíes llegó a primera hora del día, e informaba de la instauración de una “pausa táctica” de la actividad militar desde el cruce de Kerem Shalom (uno de los pocos en funcionamiento) y el Hospital Europeo de Jan Yunis, también al sur.
En la nota castrense se indicaba que estas pausas tendrían lugar “todos los días hasta nuevo aviso” con el objetivo de permitir la entrada de más ayuda humanitaria en la Franja. Tras la desautorización del mandatario israelí, vinieron las críticas habituales de dos de los ministros más radicales del Gobierno de coalición: el de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, y el de Finanzas, Bezalel Smotrich, que se oponen a pactar con Hamás un nuevo acuerdo de tregua para el intercambio de rehenes. “El que haya tomado esta decisión es alguien tonto que debería abandonar su posición”, escribió Gvir en sus redes sociales.
Los organismos de derechos humanos denuncian que la situación humanitaria de la ciudad sureña de Rafah se ha agravado tras el inicio de invasión terrestre israelí, puesto que el cruce de Rafah permanece cerrado y la ayuda que entra por el otro paso, el de Kerem Shalom, no es suficiente para cubrir las necesidades de los gazatíes de esta área.
El Ejecutivo de Netanyahu se enfrenta además a otra semana de protestas convocadas por el movimiento civil israelí que exige la celebración de unas elecciones anticipadas para antes del aniversario del ataque de Hamás del 7 de octubre. Hoy se iniciaron las primeras manifestaciones con el bloqueo de varias autopistas y carreteras, y seguirán mañana con una marcha masiva por la tarde ante el Parlamento israelí en Jerusalén. Entre sus demandas se encuentra, también, la de un servicio militar igualitario, después de que los legisladores israelíes accedieran la semana pasada a tramitar un proyecto de ley para apuntalar la tradicional exención militar de los judíos ultraortodoxos.
Por su parte, las negociaciones para una tregua siguen estancadas. Ayer, la emisora israelí ‘Kan’ aseguró que Hizbulá aconsejó a Hamás ser más “flexible” en su respuesta a la propuesta de alto el fuego del presidente estadounidense, Joe Biden. El grupo palestino pidió la semana pasada incluir algunas de sus demandas como la retirada total de las tropas o el alto el fuego definitivo, algo que Israel no acepta.