El Ejército ruso está levantando fortificaciones en todo el frente para evitar el avance ucraniano, según informó ayer el Ministerio de Defensa de Rusia. “Las fortificaciones son capaces de dificultar con eficacia el avance de los blindados y las tropas del enemigo, lo que les obliga a marchar por zonas inexploradas”, señaló un comunicado castrense.
Esas barreras artificiales obligarán a los soldados ucranianos, que llevan la iniciativa en el frente desde agosto, a escoger rutas menos protegidas ante el fuego de artillería ruso, precisó. La nota indicó que los ingenieros rusos están construyendo “trincheras, fosos y posiciones fortificadas ocultas”, que “son capaces de resistir ataques de artillería, lo que permite a los soldados golpear al enemigo desde posiciones seguras”.
Las construcciones de “hormigón armado” se instalan estrictamente cada ciertas distancias e intervalos, y su objetivo primordial es detener a los vehículos militares ucranianos que se desplazan “sobre ruedas u orugas”.
Los especialistas también están erigiendo barreras equipadas con explosivos en la zona de la “operación militar especial”, según explicó Defensa. Esta pasada semana, el líder crimeo, Serguei Axionov, admitió la construcción de fortificaciones en la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014.
La península se ve amenazada desde que las tropas rusas se retiraran del tercio norte de la región vecina de Jerson, cuya capital se encuentra actualmente bajo el control del Ejército ucraniano. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, anunció en la noche del sábado que se planea aumentar el número de hombres en el sur del país y en el Donbás. El Ejército ucraniano intenta avanzar en la región de Lugansk, mientras las tropas rusas lograron ganar posiciones en Donetsk.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) denunció ayer bombardeos con impactos muy cercanos a la central atómica de Zaporiyia que consideró “inaceptables”, aunque de momento no causaron daños críticos para la seguridad de las instalaciones.
El director general del OIEA, Mariano Grossi, señaló que tanto la noche del sábado como la mañana de ayer se registraron “fuertes explosiones” en las inmediaciones de la central nuclear. Expertos del OIEA presentes en las instalaciones informaron sobre más de una docena de explosiones seguidas ayer e incluso pudieron observar algunos desde la ventana de su lugar de residencia.
El bombardeo “es extremamente preocupante”, señaló Grossi, sin atribuir la responsabilidad a ningún bando. “Quien quiera que lo haya hecho, debe parar de inmediato. Como ya he dicho muchas veces, estáis jugando con fuego”, dijo. Grossi reiteró su llamamiento a Moscú y Kiev para acordar cuanto antes una zona de seguridad nuclear alrededor de la central, un acuerdo que lleva meses buscando mediante intensas consultas con ambos bandos, pero hasta ahora sin éxito.
La central está bajo control de las tropas rusas, pero sus inmediaciones sufrieron ataques desde el comienzo de la invasión, el pasado 24 de febrero, de los que se acusan mutuamente ucranianos y rusos.