La Unión Europea (UE) y el Reino Unido proclamaron ayer el comienzo de una nueva era en su relación, tras alumbrar un pacto que lima los desajustes generados por el Protocolo de Irlanda del Norte, parte del Acuerdo de Salida de la UE.
Irlanda del Norte fue desde hace tres años la gran piedra en el zapato de la etapa posterior al Brexit. La aparente imposibilidad de cuadrar el círculo en esa provincia (mantenerse a la vez en el mercado único y en el británico) emponzoñó los lazos casi desde el mismo día en que Reino Unido salió del bloque comunitario.
El protocolo produjo una serie de alteraciones en el comercio interior, pero también la sensación entre los unionistas de que su provincia quedaba desconectada del resto del país. Por eso, el llamado Acuerdo marco de Windsor, suscrito ayer por el primer ministro británico, Rishi Sunak, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, fue recibido como un “punto de inflexión” por sus firmantes.
Lo que no consiguieron los gobiernos de Boris Johnson ni Liz Truss llegó de la mano del pragmático Sunak, que se anota así una victoria política trascendental tras asumir las riendas del Ejecutivo hace cuatro meses. Todo queda ahora a expensas de que el ala dura de su Partido Conservador y, sobre todo, el Partido Democrático Unionista (DUP, la mayor formación probritánica del Ulster), avalen el texto de 29 páginas.
Poco antes de las 14.30 horas GMT, saltó la noticia que parecía cantada: hay acuerdo. Una hora después, unos sonrientes Sunak y Von der Leyen comparecieron en una sala del Ayuntamiento de Windsor para dar detalles sobre el texto. En medio de una evidente complicidad, ambos destacaron que una solución para Irlanda del Norte desencalla en buena medida la cooperación en otros ámbitos.
Entre los cambios más importantes al texto actual, suscrito en 2019, se eliminan los controles fronterizos entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña para los bienes destinados solo a la provincia británica. Estos bienes irán por un “carril verde” –monitorizado electrónicamente por Bruselas–, mientras que en el “rojo”, con chequeos aduaneros, se mantendrán los que van a la república de Irlanda, que permanece en la UE y el mercado único europeo.
Esto “eliminará la sensación de que hay una frontera” entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido, mantuvo Sunak. Además, el Parlamento autónomo de Belfast, más conocido como Stormont, podrá aplicar “un freno de emergencia” frente a cualquier cambio que quiera introducir la UE en las normas que se aplican en Irlanda del Norte. “Si (Stormont) echa el freno, el Gobierno británico tendrá veto” sobre su implementación, explicó.
Como prueba de esta nueva era, ambos bandos decretaron el cese de las hostilidades: el Gobierno británico retira de su trámite un proyecto de ley que le permitiría suspender la aplicación del Protocolo de Irlanda del Norte de forma unilateral, al tiempo que la UE detiene las acciones legales iniciadas en contra de Londres.
Pese a contar con el aplauso inmediato de sectores importantes, desde la City de Londres a la patronal pasando por la oposición laborista, el acuerdo debe enfrentarse al “fuego amigo”. El texto será sometido a votación en el Parlamento “en el momento adecuado”, anunció Sunak, ya que “debido a la naturaleza y amplitud, va a ser necesario cierto tiempo para que todos puedan digerirlo”.