A la mínima oportunidad, los oleirenses, en general, y su alcalde, Ángel García Seoane, en particular, presumen de disfrutar de casi 26 kilómetros de fachada marítima. Pero los privilegios casi siempre suponen algún coste como el que sus incomparables paseos marítimos se deterioren a causa de las inclemencias meteorológicas, el tenaz paso del tiempo y el furor de las olas. El último damnificado es el de Mera cuyo deterioro, especialmente visible en la barandilla metálica de seguridad, ha obligado al Gobierno local a impedir el acceso del público al parque de la ermita de Santa Ana.
Fuentes municipales indican que el cierre del recinto es temporal porque en breve comenzarán las obras de reforma que afectarán también al resto del paseo marítimo de la localidad meracha. El proyecto de mejora salió a contratación por 112.000 euros y se centrará en la sustitución de la barandilla y en la renovación del firme del pavimento. Respecto a la calzada se sustituirá por pavimento continuo de hormigón coloreado, mientras que la nueva protección metálica tendrá un metro de altura y deberá ser de madera de iroko, castaño o tecnológica.
Sin embargo, la de Mera no es la única mejora a la que se ve obligado llevar a cabo el Gobierno local oleirense. Los temporales que a lo largo del invierno pasado azotaron la costa del municipio dañó seriamente la senda peatonal que enlaza el puerto de Santa Cruz con el parque de As Galeras. Tanto que se temió que pudiera llegar a desplomarse una estructura que utilizan a diario centenares de personas.
García Seoane reclamó en reiteradas ocasiones a los representantes en Galicia de Demarcación de Costas que adoptaran medidas para evitar que la senda fuera objeto de un deterioro todavía mayor pero, según él, siempre han hecho oídos sordos a sus peticiones. Por este motivo, la semana pasada el Ayuntamiento decidió hacerse cargo del coste de los trabajos, que se centran en el apuntalamiento de la zona más proclive al desplome.
Cabe recordar que esta estructura de madera se construyó a finales de la primera década de este siglo con el objetivo de enlazar los principales núcleos de población de la parroquia de Liáns pero por el borde marítimo. En aquel momento la iniciativa supuso una inversión de unos 300.000 euros, lo que la convirtió en uno de los principales proyectos del Gobierno local de aquel momento. La obra también implicaba la ejecución de varias mejoras en el parque de As Galeras que se había inaugurado recientemente.