Salvo por la propia limpieza del fondo marino, la obra de dragado de la ría de O Burgo se está convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza para el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane. A que el Gobierno se niega a completar los tramos pendientes del paseo marítimo; a que las dragas empleadas en las labores de limpieza han dejado los muros de las sendas entre Beiramar y Agramar como quesos de gruyere, ahora se le une la decisión de Demarcación de Costas de prohibir el tráfico marítimo en la zona afectada por los trabajos. Decisión que le ha sido comunicada ayer al Ejecutivo municipal.
“Acábanos de chegar unha notificación na que se nos dí que se prohibe o tráfico marítimo. Pero o que están a prohibir e o acceso de piraguas, traineras, táboas de surf o que me parece excesivo. O que non se pode pedir e que durante meses non se poida practicar deporte”, dijo ayer el regidor, en su habitual intervención de los martes en la emisora de radio local de la Cadena Ser, al tiempo que anunció que solicitará que se atenúe la medida.
García Seoane indica que se pondrá en contacto con el departamento dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, dirigido por Rafael Eimil, para explicarle su disconformidad con una decisión que afecta directamente a clubes como el de regatas de Perillo que se verían impedidos de entrenar.
Cabe recordar que el propio Eimil dijo, en una reciente visita a las obras, que los trabajos en la ribera de Oleiros no finalizarían hasta septiembre por lo que las prácticas acuáticas tendrían que suspenderse durante la práctica totalidad del verano.