Nuevo episodio de David y Goliat. No, no se trata de Ucrania versus Rusia. Es el enésimo enfrentamiento del “indefenso”, encarnado por Ángel García Seoane, y el “abusón”, interpretado por la multinacional Telefónica. En anteriores entregas el papel le podía corresponder a la eléctrica Fenosa.
 

Meollo: un clásico. Postes que se niegan a desplazarse unos metros para poder llevar a cabo obras en infraestructuras del Ayuntamiento de Oleiros.Consecuencia: grito en el cielo del alcalde con la pertinente denuncia de permisividad de las administraciones con los monopolios y amenaza de sanciones entre “otros tormentos en el inframundo”. Nada nuevo bajo el sol, que diría el clásico. Solo el lugar en el que se desarrolla el drama.

Para esta ocasión el escenario elegido es el núcleo de Arillo, en la parroquia de Dorneda. En uno de los márgenes de la vía que enlaza Santa Cruz con Mera, el Gobierno local oleirense está, desde hace años, intentando finalizar una senda que incremente la seguridad de viandantes y residentes.  

Y tras innumerables retrasos, paralizaciones y quebrantos varios, el proyecto vuelve a encontrarse parado porque Telefónica lleva desde el pasado mes de marzo desoyendo los requerimientos del Gobierno local para que les busque mejor acomodo, pero en otro lugar.
 

“O Concello de Oleiros vai abrir un expediente sancionador por non ter retirados os postes que impiden avanzar a obra de creación de beirarrúas no alto de Arillo”, anuncia el Ayuntamiento, que lamenta que la situación lleve así más de siete meses y nada presagia que vaya a cambiar en el corto plazo.

Puertas giratorias 

Sin embargo, el regidor oleirense insiste en no depositar la responsabilidad única y exclusivamente en el frente empresarial, en este caso en la compañía de servicios de comunicación. “Este tipo de empresas monopolísticas privadas adoitan abusar tanto de pequenos consumidores como de administracións públicas. Baixo o amparo de leis aprobadas por deputados e ministros, que posteriormente ocupan cargos con elevadas remuneracións nestas compañías, empregan determinadas prácticas que ocasionan graves prexuicios”, apostilla Seoane.
 

El final de esta versión de Don Quijote contra los Gigantes se conocerá algún día. Si la paciencia no es infinita, siempre queda ojear la obra cervantina