Estrenarse como propietario de un local de hostelería en plena calle de la Franja (en el número 5) es, para un emprendedor coruñés, algo así como como debutar como profesional en Riazor, con el 10 a la espalda, y marcar el gol de la victoria en el último minuto. Algo así es lo que le sucede a Daniel Álvarez García, responsable del recién inaugurado dCote, quien a sus 25 años ya puede presumir de codearse, en condición de vecino, con algunos de los grandes nombres de la ciudad.
En el proceso hasta el debut no ha faltado ese hormigueo, también propio de la previa a un gran partido, que a punto estuvo de acabar con la paciencia y los nervios de Daniel. “Las sensaciones que tengo son de estar ‘atacado’, literalmente”, confesaba horas antes de subir la verja. “Soy una persona muy perfeccionista cuando hablamos de trabajo y siento que me faltan muchos detalles”, añade. Sin embargo, detalle, lo que se dice detalle, es lo que sobra en un sitio hecho a medida y al que es imposible encontrarle parangón en toda la ciudad. Es la baza que juega este local de apenas 40 metros cuadrados y en el que cada rincón está mimado y pensado de manera individualizada. Es decir, es un espacio único en un emplazamiento inmejorable, y con esa baza salta al campo Daniel.
Toda la decoración se compone de madera de roble, acero inoxidable y chapa metálica. El trabajo ha sido realizado por una empresa de restauración y el diseño concebido en exclusiva para dCote. Y quizás esas ganas de sorprender fueron las que jugaron un poco con los nervios del hostelero. Sin embargo, en el fondo no quiere apartarse demasiado de un concepto clásico de bar de toda la vida. “Lo que queremos es un bar todoterreno, que no se piense como un espacio para comer o cenar fuerte, sino para unas cervezas, un vermú y un vino, así como la primera copa. Los pinchos serán para acompañar”, subraya. De momento, se encuentra en proceso de adecuación de la cocina, pero la idea es servir una carta rica, básica, reconocible y con pinchos apetecibles. En más de una ocasión sale a colación ese concepto “de toda la vida”.
El nombre elegido para el proyecto, dCote, tiene que ver también con esa vocación de convertir el bar en uno de esos bares a los que volver, donde la rutina se convierte en virtud. “Viene de una rutina habitual como término tradicional gallego”, recuerda. Quienes vean en el responsable del establecimiento cualquier atisbo de inexperiencia caen en un gran error. Y es que, detrás de este nuevo empresario de 25 años, está un extrabajador de algunas de las plazas más demandadas e intensas de la hostelería de la ciudad, como es el caso de Culuca o la vinoteca Jaleo. “Tengo experiencia y sé cómo van las cosas”, asevera.
Se trata de la tercera apertura en poco más de un mes en la calle de la Franja, después de las tortillas de Volteo o los pollos de The Fucking Pollo. Poco antes, la misma calle se había hecho famosa a nivel nacional por el ‘simpa’ que acabó con el protagonista del mismo desnudo en la plaza de María Pita.