Resulta tan humano como respirar el asociar ciertas zonas a clichés encorsetados. Hablando en plata, a prejuicios que, solamente con mentarlas, llevan a nuestra cabeza un retrato robot del cliente o usuario. Por ejemplo, hasta hace no demasiado tiempo la calle de la Franja ofrecía dos opciones: o eras un ‘guiri’ con la billetera fresca y hambre de marisco o bien un pobre ciudadano sobre el que había caído el peso de la ley y que tenía que ir a saldar sus cuentas a la Oficina de Recaudación del Ayuntamiento. La tercera alternativa la hizo posible a nivel nacional la anécdota de un cliente que se negó a pagar la cuenta de un restaurante y que acabó desnudo por el centro de A Coruña adelante. Sin embargo, en cuestión de un mes, una serie de emprendedores parecen decididos a darle la vuelta a la tortilla y redefinir el concepto de negocio, el tipo de público y el ambiente de una zona que pasa por su momento más saludable en mucho tiempo.
El cambio, cada vez más evidente, tiene lugar a ambos lados de la barra y el caso de Volteo, que inició su andadura el pasado 5 de diciembre, resulta paradigmático. Detrás del proyecto se encuentran tres socios, de entre 27 y 31 años, que han arrastrado a buena parte de un público que sólo había pisado la calle de la Franja para ir al Priorato con sus padres. “Estuve un año buscando el local perfecto en el centro de A Coruña, hasta que me decidí por ese en la calle de la Franja”, afirma Abdel Ben ‘Indomable’. “La idea de abrir allí fue porque no encontré nada semejante en la zona: era una calle con posibilidades y ambiente, pero sin una oferta de tortilla como la que nosotros damos”, añade el betanceiro, acostumbrado a organizar fiestas para miles de asistentes. “Nosotros venimos de una cultura del evento y cada vez se ve más gente joven en esta calle”, subraya el ahora hostelero, satisfecho con las primeras semanas de trabajo. “Vengo de Betanzos y la cosa en cuanto a alquileres cambia bastante, pero está mereciendo la pena”, sentencia.
Un mes después de Volteo se unió a la nueva ola The Fucking Pollo. Si bien su propietario, Fran Naya, es algo mayor que sus vecinos, la propuesta es evidentemente disruptiva y rompedora. “La Franja era la gran olvidada y parecía que había quedado para el marisco”, reconoce. “El ‘cogollito’ que formamos Infame, Cruel, Volteo o nosotros funciona de maravilla: tenemos nuestro público y faltaba alguien que se animase a hacer algo parecido a lo que se ha hecho con la calle de la Estrella”, prosigue el también responsable de Efímero, que sitúa entre 700 y 2.000 las opciones de alquiler.
El último en sumarse a la nueva Franja ha sido Dani Álvarez, quien a sus 25 años comienza con dCote su primera experiencia como hostelero. Lo hace en pleno centro de la ciudad y con un bar de toda la vida hecho a medida, tanto en el diseño como en los materiales. “Es una apuesta arriesgada, pero se trata de una calle con mucha gente y que vive un proceso de rejuvenecimiento”, asevera. “Se están abriendo locales diferentes a lo que el coruñés tenía en mente”, matiza.
Pero de nada serviría el nuevo enfoque empresarial si no capta la atención de su público objetivo. María ve los toros desde la barrera, o mejor dicho desde la Franja. Exactamente desde un primero en el que se permite pasar revista prácticamente cada día. “Lo que se nota en esta calle, sobre todo, es la vida que tiene en verano. Es una zona principalmente de día, y por eso había tantos locales dedicados a los turistas”, indica. “Muchas veces los locales que abrían en invierno no llegaban a verano, hasta ahora”, finaliza.
Por otra parte, un viandante que dice ser un habitual en la ciudad y de su hostelería, afirma que la sensación es de encontrarse en un espacio totalmente diferente: “Vine por última vez en diciembre de 2023 y muchos de estos sitios, que son estupendos, ni siquiera estaban”.
Eso sí, lo que coinciden en señalar los más veteranos y los jóvenes emprendedores es que son tres los puntos neurálgicos actuales: Barrera, Estrella y Franja.. Cada uno con sus realidades, su latir y sus matices, pero todos parte de un conjunto que evidencia el buen diente de la ciudad.