No es esta la primera vez que el gobierno local de un municipio del área metropolitana se queja de que la Iglesia no es especialmente diligente en el cuidado de su patrimonio inmobiliario. Ahora el que pone el grito en el cielo es el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, que reclama a las autoridades eclesiásticas el derribo del muro de una finca que supone un riesgo para los viandantes del núcleo de Santa Cruz.

“O Obispado está a facer caso omiso aos requerimentos do Concello para a inmediata demolición dun muro con serio risco de derrubamento sobre a beirarrúa da rúa Dolores Ibárruri”, dijo ayer el regidor en su habitual intervención radiofónica de los jueves en la emisora local.

Repercutir los gastos

Indicó que los servicios municipales vallaron la zona, por precaución, lo que impide el tránsito de personas pero también el estacionamiento de vehículos debido a la eliminación de numerosas plazas de aparcamiento.

“Quitar unhas vinte prazas en Santa Cruz é quitar moitas prazas para unha zona como esa”, añadió el regidor, al tiempo que insistía en que la demora en la adopción de medidas supone un peligro muy serio para las personas que pasan por allí.

“Non se pode tolerar esta situación durante máis tempo. Se o Obispado non actúa de inmediato, teremos que facelo nós e cargarlles todos os custos”, apostilló el mandatario local.