Después del debate

El debate del Estado de la Nación que entretuvo a sus señorías nada tiene que ver con el país real de los ciudadanos que esos días estaban preocupados por las dos olas que asolan Galicia: el calor sofocante y la cifra de inflación conocida el jueves.


Afortunadamente, la ola de calor remite. Pero queda la inflación, el impuesto que nos empobrece a todos que alcanzó el 10,2% en España y el 11,1 en Galicia, lo que quiere decir que nuestros salarios, ahorros e inversiones mermaron en la misma proporción.


La inflación es la que determina “el Estado de la gente y las familias”, que es el verdadero Estado de la Nación, cada día más angustiadas por la pérdida de poder adquisitivo debido al aumento de todos los precios que les impide cubrir los gastos más elementales. Da miedo ir a la compra viendo el coste de los productos de primera necesidad, desde el aceite al pan; asusta surtir en una gasolinera, consumir gas o electricidad.


El debate de sus señorías, que fue sobre “El Estado de la Coalición” preocupaba poco. Los impuestos a las compañías eléctricas y a la banca, que espantarán a los inversores y acabaremos pagando los usuarios; los abonos para los trenes de cercanías, que en Galicia no existen; y cien euros mensuales para los becarios, son las tres medidas estrella que contentan a radicales y socios de gobierno, pero el problema de la inflación seguirá sin resolver.


Lo sabe la vicepresidenta de Economía que ahora dice que la inflación “es insoportable y que el Gobierno está trabajando para normalizar la situación”. Puede ser. Pero con la cantidad de medidas que lleva tomando para combatirla y la realidad de las cifras, que constatan que va a más, una de dos: o el problema no tiene solución o ella y el Gobierno la buscan por caminos equivocados.


Las reformas estructurales, el futuro de las pensiones, los criterios de adjudicación de los Fondos, las políticas de empleo, reducir el gasto público y un plan para rebajar el déficit y la deuda, prever la llegada de la economía de guerra en otoño…, son temas menores.


La clave es seguir gastando con una política clientelar de subvenciones, más orientada a captar votos que a solucionar problemas de los desfavorecidos. ¿Estará el Gobierno retrasando medidas eficientes para combatir la inflación por su coste político?


Después del debate, la semana concluyó con Bildu con licencia para reescribir la Transición y el Gobierno muy cerca de controlar el Tribunal Constitucional y reunido con Esquerra.


Al ver estas maniobras, mucha gente percibe que Sánchez maneja el timón de presidente a su antojo, sin códigos políticas coherentes, y está llevando a la nave España sin rumbo, a la deriva.


¡Solo es una percepción!

Después del debate

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