¡Franco! ¡Franco!

Cualquiera puede pensar que estoy reproduciendo las proclamas que se escuchaban en la madrileña Plaza de Oriente en los años 70, pero no. Esto es lo que se debe de escuchar en la Moncloa en los consejos de ministros, ministras y menestras cada vez que a Sánchez le surge un problema judicial, a él o a su entorno familiar o político. La puesta en marcha de esa gira de 100 actos de conmemoración de la muerte de Franco es una desvergüenza del gobierno social comunista que habita en el palacio. En sus esfuerzos por reescribir la historia, Sánchez quiere hacer creer que él derrocó a Franco, que estuvo al frente de una revolución que puso fin al régimen y que su “victoria” merece los fastos que, a costa de nuestros impuestos, pretenden tapar los muchos problemas que tiene el gobierno en general y Sánchez en particular. Hay que empezar por recordarle al marido de Begoña que, a estas alturas, hace 50 años, Franco estaba vivo y que falleció el 20 de noviembre de 1975 que será cuando se cumpla el 50 aniversario de la muerte, en la cama de un hospital, del General Franco. Pero Sánchez no podía esperar porque sus problemas los tiene ahora y es cuando necesita la cortina de humo con la que pretende despistar a los sufridores españoles. Me recuerda cuando hace unos meses, tras perder las elecciones, Maduro decidió “adelantar” las navidades en Venezuela para que los venezolanos olvidaran el resultado real de las elecciones venezolanas. Es preocupante la lista de similitudes que Sánchez tiene con el dictador bolivariano, ojo con esto. Que tiene problemas con sus propios socios de gobierno, desentierra a Franco. Que Puigdemont la lanza una nueva amenaza-chantaje pues nada, a pasear el fantasma de Franco. Que su hermano tiene que ir a declarar como imputado, Franco, Franco y Franco y, como ve venir el año judicial que le espera, pues programa 100 actos de” conmemoración de la muerte de Franco” ¡Olé! El primero ya pasó, por cierto, muy desapercibido, salvo por haber destrozado el himno de la transición que entonaba Jarcha con su “Libertad sin ira” que destrozó una joven bien pagada para cerrar el bodrio gubernamental que pergeñó Bolaños para mayor “gloria” de su jefe. Todo es una gran mentira. Los socialistas bien podrían callarse porque su labor en el franquismo fue nula, si bien en la segunda república que fue el inicio de la guerra civil, sí tuvieron protagonismo en la “desfeita” que condujo al enfrentamiento civil. No sé si Sánchez sabe lo que fueron las “checas”, tampoco sé si sabe quién fue Estanislao Figueras y Moragas, primer presidente de la primera república española que, en un momento de lucidez, pronunció la célebre frase que rezaba: “Estoy hasta los cojones de todos nosotros”, precisamente cuando unos “pirados” declararon el “Estat Catalá”. ¿Les recuerda a algo? Ustedes sabrán, pero yo les juro que en las conversaciones de la calle no escucho a nadie hablar de Franco hoy en día. Los problemas de los españoles son otros que nada tienen que ver con el franquismo, ni en el CIS de Tezanos, que ya es decir, el franquismo aparece entre los problemas de los españoles. No importa, Sánchez, que habita la Moncloa, pero no gobierna nada, solo tiene el recurso del miedo para intentar confundir a la ciudadanía y si para ello tiene que desenterrar viejos rencores que enfrentaron a las dos Españas pues lo hace, sin temblarle el pulso y aun poniendo en riesgo la paz social que la Constitución del 78 nos generó a todos los españoles. Polarizar sin límites, enfrentar a los españoles entre sí o aceptar la exigencia de Bildu para llevar al fin del franquismo hasta el año 83 para buscar alivios para los asesinos etarras que ya están obteniendo beneficios penitenciarios como pago a los servicios prestados a Sánchez. A Maduro y a Sánchez no les interesa saber lo que quieren sus pueblos, pero mientras… ¡Franco! ¡Franco!

¡Franco! ¡Franco!

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