Gosia Trebacz, en Bomoble

El espacio expositivo de Bomoble muestra la obra de Gosia Trebacz, bajo el curioso título de "Lurditas quieres color ???", que viene a ser una forma de homenaje a la directora de la galería. Gosia nació en Cracovia (Polonia),  y, en los años de la movida vino a España, vivió en Madrid durante seis años, después vino a Galicia donde lleva viviendo 26 año. Hija de padre artista y madre profesora, su infancia estuvo marcada por la fascinación  que le producían las herramientas y pinturas de su progenitor y la hermosa letra de su madre. Todo ello despertó su imaginación y sus juegos preferidos consistieron en convertir una pared de su cuarto en un mural. Ese mundo mágico  sin sujeción a cánones y que se abría sin fronteras a todos los posibles pasó de ser un juego a una profesión y todavía hoy- según confiesa- sigue vivo en su interior. De ahí, sin duda, nacen esos espacios que son como pórticos o lugares de pasaje a una realidad escondida tras un bullir de trazos viajeros, de signos agitados, de formas abiertas, que, a veces, dejan adivinar  una concha espiral o algún velado paisaje. Esto es visible, especialmente, en la serie de once obras que titula L. C., donde bandas de manchas negras encuentran su contrapunto en rendijas y resquicios blancos y en trazos gestuales también blancos o de color naranja, azul claro o gris perlino; de este modo, crea contrastes entre lo fijo y lo móvil, entre lo que aguarda y lo que busca, entre el vacío y lo lleno; otro aspecto importante de estos cuadros son los grafismos en forma de escritura que se yerguen verticales en uno de  los laterales .Estas obras  se pueden relacionar con el expresionismo abstracto, el tachismo y la pintura gestual. Hay otra serie de obras tituladas R. C. que representan de un modo sintético el rostro de nuestra poeta Rosalía de Castro, delicadísimos retratos que perfila en negro, a los que consigue transmitir una dulce melancolía, uno de los cuales parece atravesado por una banda azul claro que recuerda la bandera gallega; en otro, todo el rostro aparece sumergido en un profundo azul, dejando sólo un aura de  alba luz a la altura de la frente, de modo que podemos leer el primero como símbolo de las honduras metafísicas de nuestra poeta y, el segundo, como la fuente de luz de su inspiración. CAMPANU es un cuadro singular formado por un gran rectángulo rojo, en cuya parte baja  representa  a este raro salmón, que es el primero de la temporada  y cuyo precio suele ser prohibitivo; nosotros podemos verlo como un símbolo de lo difícil que es hacer una gran obra de arte. La exposición se completa con tres grandes lienzos, de un tamaño casi de mural, en los que, sobre un gran fondo de azules que pueden recordar amplitudes marinas o celestes, traza grandes signos en negro, manchas naranja y una gran A blanca en dos de ellos; en uno perfila en negro un espacio cuadrado y, en otro, una figura vertical con cierto aire antropomorfo. Sus creaciones son como criptografías que expresan una tensión, un pathos o lucha entre la luz y las sombras.

Gosia Trebacz, en Bomoble

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