Lo importante es la salud

Esta niña tiene mucha imaginación”, decían mis padres de pequeña. La imaginación, esa gran denostada, es la base da la creatividad, que también está denostada, porque la mayoría de los padres ven con cierta preocupación que sus hijos no quieran ser notarios o profesores de química, funcionarios o contables. La mayoría de la gente intenta suprimir su imaginación o eso creo, porque cuando muere un gordo los comentarios se suelen repetir con demasiada facilidad, cero sorpresas. Ha muerto una actriz gorda, Itziar Castro. Y al revés de la lápida de Jardiel Poncela, “Si queréis los mayores elogios, moríos”, es una muerte que suscita entre las alimañas humanas gran regocijo. No voy a reproducir los comentarios que he leído estos días porque son todos predecibles y carentes de imaginación. Cero creatividad. Amigo lector, en tu cabeza ya tienes todos las comparaciones aunque intentes evitarlo. Y ninguna buena. 


Cuando eres gordo la gente no se cansa de recordártelo. Cuando eres delgado también, pero con todos los parabienes. La falta de imaginación de la gente lleva una y otra vez a preocuparse por la salud de los gordos. Nadie se preocupaba por la salud de Kate Moss cuando salía haciéndose líneas blancas en las fotos de los tabloides, estaba delgada y punto, bueno, y era y es guapa a rabiar, así que la salud puede tambalearse un poco ya que estar delgado y ser guapo es pura salud aunque te mueras de un infarto a los 23 años después de correr una maratón. Mi abuelo estaba delgado y se murió joven después de comer un cocido gallego, con sus garbanzos, su lacón, sus grelos y sus cachelos. El pobre se sintió mal, se fue a la Casa de Socorro y allí se quedó, muerte por cocido gallego en lo mejor de la vida. ¿Es mejor una muerte por cocido gallego o una muerte por maratón? Ahí lo dejo, gymbros del mundo. Mi abuela, señora gorda y diabética, le sobrevivió muchos años y muchos novios, comiendo todos los días un trozo de tocino. También murió de un infarto, el mismo día de marzo pero muchos años después, a los 85. La salud es lo primero, se dice el día de la Lotería que nunca toca. La salud es siempre lo más importante ese día y cuando se muere un gordo: las redes se llenan de “dieta estricta y ejercicio” los mismos que en un rato ponen una foto de suculentas croquetas, un tiramisú y una botella de Rioja de 60 euracos del ala. 


No me imagino a Oliver Reed o a Orson Welles preocupándose por su salud. Oliver Reed murió en Malta de un infarto mientras rodaba Gladiator después de una tremenda cogorza: la cuenta esta enmarcada en el pub irlandés en el que se bebió ocho botellas de cerveza, tres botellas de ron, whiskies dobles y en el que retó a marinos ingleses a echar pulsos. No sé, he hecho toda la vida deporte, fútbol incluido, pero no veo mejor manera de morir que en un pub irlandés después de bebértelo todo siendo Oliver Reed. Orson Welles también murió de un infarto y sus cenizas están esparcidas en España. Yo me enamoré de jovencita de los dos, de Welles al verlo hacer de Rochester en “Alma rebelde” y de Reed al verlo en “Los tres mosqueteros” haciendo de Athos. La verdad, nunca me preocupé demasiado por sus salud. Igual era porque era una niña que tenía mucha imaginación.

Lo importante es la salud

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