Jardín de San Carlos

Un jardín idílico del año 1860 con estilo clásico inglés, en completo abandono, no es algo nuevo, pero sí crónico, las instituciones, no se fijan en como se halla nuestro patrimonio común, legado de la propia historia que se transmite mediante las generaciones que nos han precedido, hay obras que pueden esperar en el tiempo, otras, no. Debido, a que, el tiempo es su peor enemigo, una pesada losa que se ciñe sobre aquel y lleva soportando las inclemencias y demás incidencias de los tiempos, acaecidos por la mano del hombre en los tiempos actuales.


La muralla que cierra el jardín de San Carlos, tiene forma irregular, debido a la configuración del terreno, siendo de piedra superpuesta y mampostería, con algún apaño añadido, como la balconada superior, que nada tiene que ver con la historia, data del siglo XX y en su momento tenía ventanas, con sus marcos de madera y cristales, un parche histórico que hoy pervive con la misma forma de entonces, pero sin madera y cristales.


La antigua muralla defensiva de la ciudad, ve pasar el tiempo renqueante, abandonada y con signos de parte de ella de venirse abajo, en cualquier momento, sino, se actúa, con premura, hay que tener en cuenta que también fue el polvorín de la ciudad, hasta que reventó y acaba en tragedia, las crónicas de entonces, hablan de unos doscientos muertos. Más tarde, se crea el primer jardín que tuvo la ciudad y el Departamento de Guerra, se lo ofrece a la ciudadanía, para que disfrutase de la primera zona verde ajardinada, con qué contó la Coruña.


Allí se plantan 18 olmos, de los que en la actualidad 15 se dan por caducos, por una plaga transmitida por un hongo y también en el centro del jardín, se halla el catafalco del general británico Sir John Moore, muerto en la campaña napoleónica de 1809 en la batalla librada entre franceses y británicos, en el entorno de Elviña, entonces Ayuntamiento de Santa María de Oza y límite con el de la Coruña, quién acaba absorbiendo a aquel en 1912.


En 2015 se avisaba del mal estado de las murallas y de algún desprendimiento de piedras, pero nadie abrió los ojos, para dirigir las miradas a esta histórica muralla y en 2022 se hace una cata sobre los olmos, para saber su situación y se cierra el Jardín de San Carlos, en el mes de noviembre y finalmente, después de un pequeño paréntesis, se cierra de modo definitivo el mes de mayo de 2023, sin que, desde entonces, se hiciese obra alguna de su mantenimiento. Como si fuese a solucionarse por sí sola.


Cuando, ya estaban cayendo piedras a la carretera del Parrote de forma continuada desde la pandemia del 2020, ninguna administración se preocupó. Ahora, el problema comienza a tomar un cariz preocupante, o se actúa, o la muralla de San Carlos, acaba colapsando y terminar por desaparecer, tal y como la conocemos en la actualidad.


Hay obras en la ciudad, que se están desarrollando, que no habría tanta prisa en hacerlas en una época como en la que estamos, pero hay otras, que son de vital importancia, por lo que representan en nuestra historia colectiva. El tiempo es testigo de las imprudencias humanas y el escaso interés que a veces se muestra en el mantenimiento histórico de los bienes que poseemos y de los que debemos disfrutar. Un legado que debemos cuidar para saber de donde venimos.

Jardín de San Carlos

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