Otra vez los días se sucederán

Otra vez los días se sucederán invariablemente. Yo inventaré lo que recuerdo, o contaré lo que he olvidado. Será a veces. Será magia.


Enero empieza a revelarse frío, pero la luz esta mañana está bonita, la siento como una caricia en el rostro. Ya he recogido el árbol de Navidad, he descolgado el acebo que era beso seguro, ya ordené tu habitación y tragué mi ración de llanto. Otra vez ha llegado el año, presumido y altivo, como un amor que no se anuncia para quedarse. 


La ciudad está de rebajas. Me preguntas si vamos o prefiero pasear al Seixo Branco. Agarro mi cámara y ya no me insistes en por qué lo hago. La fotografía me ayuda a distanciarme tanto como las palabras, a tomar perspectiva, a conferir sentido. En el camino te voy contando sobre los poemas que he perseguido estos días, las nuevas lecturas que ya frecuento. Salen los ensayos de Michel de Montaigne, por eso de que el hombre es el ser más remoto a sí mismo y que sólo puede vivir intentando renovadamente conocerse. 


Frente a la Marola, pauso la conversación. Es de esos pocos lugares donde la vida se calla, donde el mundo parece un secreto, y la pequeña isla emerge como una idea inamovible. Sin otro lenguaje posible, disparo mi cámara. Me pides al detalle mis propósitos, los que trataré de cumplir, los que incumpliré.  Te lo anuncio entonces:


Quiero ser la que te vea como la primera vez. Y así con todo. Seré la que mirará hacia atrás sólo para privilegiar el olvido. Voy a ser la que alargue los brazos al sol cada mañana, a tiempo de conocer lo que todavía no he conocido. En las tardes lluviosas, seguiré leyendo, y si la noche me arrastra a las madrugadas, seguiré escribiendo. Sobre la infame política, elevaré la vista. Quiero ser la que no renuncie, ¿entiendes? Eso te cuento, y te refiero una cita de Emililo Carrere: «Aunque es el mundo un viejo hospital de incurables, la vida en nuestro idilio fue dulce y oportuna».


Tomo las primeras fotos de este año, la luz de invierno las favorece. Te digo que nos sobra el tiempo para regresar a casa que es cualquier lugar donde estamos nosotros. Perdámonos un rato más, cerquita del paisaje, oteando el horizonte. Que se retrase el año, que dure esta esperanza el tiempo necesario. Y escucho ahora atentamente tus deseos. Que tengas un buen año. 

Otra vez los días se sucederán

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