Hace hoy 185 años que nacía Rosalía de Castro, la constructora de nuestra identidad literaria y cultural, tan entrañablemente identificada con Galicia que en su obra capta, con sensibilidad sublime, todos los problemas e inquietudes de esta tierra.
Pero hoy, la matriarca que “levaba na frente unha estrela e no bico un cantar”, pide a los gallegos que pospongamos recuerdos y homenajes para llorar por el naufragio del Villa de Pitanxo que tiene en Marín y O Morrazo, en Perú y en Ghana a familias destrozadas, rotas por la muerte y desaparición de sus seres más queridos en el Mar de Terranova.
La campaña contaba con un barco dotado de las tecnologías de navegación adecuadas y a bordo una tripulación experimentada, curtida en muchas singladuras para pescar en todas las aguas. ¿Qué pudo ocurrir? Según el patrón, el buque se hundió después de sufrir una parada del motor principal tras un zarpazo demoledor del mar.
Y la tragedia se hizo real en Terranova cuando aquellas aguas enfurecidas del océano tragaron para siembre al Villa de Pitanxo que se llevó en la flor de la vida a 22 hombres con sus ilusiones y proyectos personales y familiares y sembró la desolación en sus hogares y pueblos. “No siento el barco que se perdió, siento el latido de su tripulación”, dice la habanera. El latido que sentimos todos viendo a sus esposas e hijos, a padres y madres, a parientes, amigos y vecinos desolados por la pérdida de tantas vidas.
Ahora es el momento de llorarlos, como haría Rosalía, de enterrar a los rescatados, recuperar a los desaparecidos -¡cuánto indigna el abandono de su búsqueda!- y acompañar a las familias, como Galicia sabe hacer en las desgracias.
Es muy dura la vida del marinero, que navega siempre acompañado de la incertidumbre y la amenaza de la tragedia. Desde que doblan el último cabo y dejan atrás a su pueblo, a su familia y a su entorno para avanzar por las rutas de los mares inmensos, llevan consigo la pesada carga de una inquietante inseguridad y la nostalgia de los suyos. Y cuando las largas jornadas de trabajo resultan estériles, entonces el espectro del hambre amenaza a sus hogares porque “a fame, dice Castelao, sempre ronda os fogares mariñeiros, ou por falta de peixe, ou por sobra de peixe”.
En su 185 cumpleaños, Rosalía seguirá llorando porque “Galicia sin homes quedas... Tes, en cambio, orfos e orfas… e fillos que non teñen país. E tes corazóns que sufren longas ausencias mortais, viudas de mortos que ninguien consolará!” .
Toda la energía positiva para las familias de estos intrépidos marineros. Que el proceso de adaptación emocional, con ayuda de los psicólogos, contribuya a recomponer rápidamente sus vidas.