Sostiene Feijóo que Sánchez ha perdido la calle, al tiempo que insta a la militancia del PP a conquistarla sin dar por ganado ningún voto. El llamamiento se produce veinticuatro horas después de la manifestación de Cibeles “por España, la democracia y la Constitución”. Y cuarenta y ocho horas antes del mini debate del estado de la nación que, por cuenta de las medidas anticrisis, utilizará el Gobierno para sobreponerse al negativo impacto político y mediático de la citada manifestación, así como de la marcha constitucionalistas del domingo por el centro de Barcelona, convocada por la plataforma “Cataluña Suma”.
Los dirigentes del PP, reunidos el domingo en un céntrico teatro de Madrid con los candidatos a las capitales de provincia en las elecciones territoriales del 28 de mayo, se mostraron eufóricos por el éxito de la manifestación celebrada el día anterior. El hecho de haber sido convocada por grupos sociales no impidió que la apoyaran explícitamente todos los partidos a la derecha del PSOE, incluso con la asistencia de sus dirigentes. En el caso de Vox asistió su máximo líder. Pero ni Feijóo (PP) ni Patricia Guasp (Cs) quisieron coincidir con Santiago Abascal.
Sánchez los metió a todos en el mismo saco. Dijo el sábado en Sevilla que representan la España “uniforme y excluyente”. La misma muletilla que había utilizado también para referirse a la algarada secesionista coincidente con la cumbre hispanofrancesa de hace unos días en Barcelona. En ese caso hablaba de la Cataluña “uniforme y excluyente”. Y él, en el medio. Eso es lo que pretende: ejercer la equidistancia. Algo de difícil acomodo mental en quienes hemos verificado hasta la saciedad que su discurso es obsequioso con uno de esos dos polos, el secesionista.
Al otro le atribuye todo tipo de conjuras y conjuros contra las filantrópicas decisiones de su Gobierno progresista y preocupado del bienestar de las clases medias y trabajadoras.
De todos modos, también me parece temerario acusar a Pedro Sánchez de tener secuestrada la democracia. Por mucha verdad que haya en quienes le acusan de haber tomado por asalto las instituciones, creo que estas son lo bastante fuertes como para renovarse sin traumas en los consabidos procesos electorales.
Dicho de otro modo: si Sánchez sobrevive a la pérdida de credibilidad acumulada en su paso por la Moncloa, será por inferioridad numérica del antisanchismo en las urnas, no porque el actual presidente del Gobierno haya puesto las instituciones a su servicio. No confundamos democracia secuestrada con ciudadanía indolente.
No demos por bueno un pasaje del manifiesto de la Cibeles que reza: “Regímenes democráticos pueden mutar sin alzamientos militares a populismos colectivistas en los que se desmantela la esencia de la democracia liberal”.