Con la firma de al menos 35 diputados de Vox (una décima parte de los componentes de la Cámara) este lunes quedó registrada en el Congreso la moción de censura contra Sánchez con la que el economista Tamames pretende tumbar políticamente al presidente del Gobierno. La vigente aritmética parlamentaria hace imposible ese objetivo, pero el alquiler de balcones para asistir al espectáculo está garantizado.
Dicho queda. Será ante todo un espectáculo donde lo de menos será el resultado de la votación a la confianza parlamentaria solicitada a lo largo de dos jornadas (es lo previsible) por el aspirante. Y tal vez lo que quede sea una foto de familia de la clase política tan poco lucida como la imagen de la familia de Carlos IV pintada por Goya en 1.800.
Sugiere el escritor y filólogo Jordi Amat que nuestra clase política puede quedar retratada en lo grotesco de una iniciativa a la que se están dedicando calificativos tan despectivos como “esperpento”, charlotada”, “sainete”, “extravagante”, “vodevil”, etc. Si realmente esa va a ser la gracia del evento, para el que todavía no hay fecha de celebración, al menos nos divertiremos por cuenta del tardío ataque de vanidad de un nonagenario. Pero no más de lo que ya nos divertimos con el narcisismo de Sánchez, las soflamas de la ministra Irene Montero o la ridícula aversión de la diputada Miriam Nogueras a la bandera nacional.
Aunque el anuncio ha alborotado el panorama político-mediático, con todo tipo de especulaciones sobre el desenlace, la verdad es que le espera un recorrido corto, salvo un inesperado efecto “deus ex machina” sobre el tablero. Otros creen que Tamames puede ser el Cicerón capaz de denunciar las peligrosas derivas del Gobierno de coalición contra el espíritu y la letra de nuestra Carta Magna. Al fin y al cabo, estamos ante un co-protagonista de la transición y diputado en las primeras oleadas democráticas. Pero ni en sueños contemplo ningún movimiento relevante de las piezas. Si acaso, el que pueda derivarse del trato que los dos competidores reales por el poder, PSOE y PP, dispensen al aspirante Tamames que siempre podrá impartir una clase magistral de economía.
Como aspirante a la Moncloa le apadrinará desde la tribuna el líder de Vox, Santiago Abascal, como primer firmante de la moción. Sin embargo, el profesor Tamames ha asegurado que actuará con toda libertad, sin ajustarse a la pauta programática de ese partido. Si es así, descolocará a los grandes partidos, que piensan aprovechar la ocasión para librar su particular cruce de reproches en vísperas de las elecciones territoriales de mayo, antesala de las generales de diciembre.
O sea, que la moción de censura de Tamames puede convertirse en el arranque de la campaña, después de la precampaña en la que nos encontramos.