El trabajo y pobreza

Se habla de muchos temas y a veces uno se olvida del más cercano, ese que está al lado de uno mismo, el trabajador que sufre y mucho para llegar a fin de mes, si llega. A veces lo hace con muchos sacrificios y mediante ayudas, bien de familiares o ajenas, este es el lado crítico del que trabaja y se ve con muchos problemas para llegar a donde en realidad no puede hacerlo, los meses pasan pero sigue en la misma tesitura y en bastantes casos tiene que echar mano de la beneficencia, estos son trabajadores que están en el umbral de la pobreza, a los que hay que socorrer, con una política más cercana a cada caso.
Un obrero con un salario mínimo o medio y de ahí para abajo, es una odisea intentar abordar la cuesta mensual, teniendo en cuenta que el alquiler se lleva casi el 50% de su salario, luego están los gastos básicos de casa y los personales, que en total pueden representar entre el 65 y 70%  Solo le queda un 30% para mal poder alimentarse y eso contando con que sea una persona, si son más y la otra no tiene ocupación fuera del hogar, el problema es mayor. Solo queda, poder alojarse en un piso compartido.


Tampoco podrá acogerse a una hipoteca, si su situación laboral no es estable en la empresa, es decir no tiene un contrato fijo, el banco en cuestión no le avalará ninguna concesión en esta materia y tampoco podrá hacerse con bienes a crédito, si su ocupación es temporal, por tanto, no podrá, independizarse, ni hacer una vida estable, como la han tenido sus padres y abuelos. 


En que el problema no era la vivienda, los alquileres estaban más humanizados y no se pedían precios tan elevados como ahora, metro cuadrado, no por piso unitario, que era como funcionaba antes el mercado.
De modo, que los jóvenes se independizan tarde, debido a unas condiciones políticas y sociales, que los condenan a estar con sus padres más tiempo del que ellos mismos quisieran, convirtiéndose, si lo hacen en trabajadores pobres, en riego de exclusión social y se ven abocados a pedir toda clase de ayudas a los establecimientos de beneficencia o de carácter social. 


Nadie pensó que esto pudiese acontecer. Pues sucede, más de lo que algunos creen y se está convirtiendo en una lacra social, sobre la que conviene actuar de inmediato, para evitar males mayores, en el sentido, de que aumente y se convierta en un problema de primer orden.


Habrá que regular los alquileres de algún modo ó dar ayudas sociales efectivas y más acorde con el costo de la vivienda que estos momentos tiene. No puede ser que una trabajador, pase estrechez como consecuencia de un mercado inmobiliario sin un orden social y con sentido humanitario. No hay más que ver lo que se piden por los alquileres, no, solo, en el centro, sino, en las barriadas, sumas que en muchos casos no se pueden pagar, según el salario de cada cual.

El trabajo y pobreza

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