En este mundo virtual, nada es verdad o mentira; todo es del color de la pantalla en que se mira. Entramos en una era en la que, inesperadamente, nada es como parece. O sí. Y así, vemos en la portada de un periódico, ‘El Mundo’ en este caso, una ‘fake news’ –lo advierten, por supuesto: un buen trabajo– de Yolanda Díaz agarrada del brazo con Pablo Iglesias, o a Pedro Sánchez partido de risa con Núñez Feijoo en la barra de un bar, o al citado Pablo Iglesias caminando con Santiago Abascal en plan los-mejores-amigos-del-mundo. Entramos en la era del metaverso y de la inteligencia artificial sin barreras asustándonos, en el fondo, de lo que hemos alentado: ¿qué es ‘verdad’, qué ‘mentira’?
Así, extendiendo el concepto, diríamos que los países entran ocasionalmente en modo alegría, sin que resulte fácil distinguir las razones últimas que separan la nacional-euforia de la nacional-depresión, como resulta complicado dilucidar por qué los encuestados responden hoy que, por ejemplo, Yolanda Díaz es la ministra más popular, cuando mañana podría perder tal condición, porque el amor se desgasta de tanto usarlo, ya se sabe. Y porque las maquinarias de propaganda están funcionando como nunca y véase, si no, el acto del pasado domingo en el polideportivo Magariños.
El mundo es volátil, ahora más que nunca, y esta España nuestra es una veleta que hace imposible predecir a ciencia cierta lo que va a ocurrir en unas ya inminentes elecciones, por ejemplo. Pero hoy, soleado en la mayor parte del país, la gente marcha feliz y optimista de vacaciones. Mañana tendremos en nuestro poder el número de millones de desplazamientos automovilísticos que marchan al descanso, y sabemos que va a ser todo un récord, porque no hay quien encuentre una plaza hotelera según dónde, y eso sí que es real como la vida (anterior) misma.
A la ministra de Trabajo, que ha sido la imagen más reproducida estos días en las portadas, incluso algunas con los citados trucos de la inteligencia artificial, le han dado una buena noticia ‘real’, no producto del metaverso: los datos del empleo en marzo han sido récord de buenos. Por supuesto, ya sabemos que existe una ‘cara B’ de fijos discontinuos, de datos de exclusión de Cáritas, de mileuristas que no levantan cabeza y hasta de trucos contables. Pero para Yolanda Díaz, que ya digo que lleva un carrerón en esta recta semifinal, el dato ha sido bueno, y no tardará en decirnos que ha sido ‘su’ reforma laboral, olvidando los esfuerzos de los ciudadanos, la principal artífice de tan positiva macroeconomía. La política es, de por sí, ‘metavérsica’.
Los hosteleros, y esa sí que es una realidad ‘tangible’, están que no caben en sí de gozo, y solamente la dificultad de encontrar todo el personal que necesitan, esta es la verdad, empaña su contento. España sigue dependiendo, como siempre, del turismo, que va bien, y de la construcción, que levanta cabeza.
Pero el futuro está ahí, indomable, poniendo en marcha esa ley del péndulo que nos hace dudar de si lo que afirma el CIS en el sentido de que los españoles están contentos es un dato duradero, o si las cifras de la DGT sobre los millones que marchan a las playas son exactas. Y, en estas condiciones ¿quién puede augurar, por mucha encuesta que tenga en la mano, el ganador de las elecciones que nos vienen?