El 83% de los jóvenes de entre 18 y 34 años usa dispositivos electrónicos con pantalla en la cama antes de dormir y el 83,5 % presenta algún síntoma de insomnio nocturno, que podría estar influido por el uso de luz artificial antes de dormir ya que esto altera la calidad del sueño.
Además, el 15,1% de los jóvenes españoles sufrió un accidente de tráfico por falta de sueño ya sea por somnolencia (8,3% de los casos) o falta de atención (6,8%), y son los varones, en la franja de 18 a 23 años, los que reconocen más siniestros por este motivo.
Así se desprende del primer estudio sobre hábitos de sueño centrado en población joven, elaborado sobre una muestra de 3.400 jóvenes entre 18 y 34 años: ‘¿Cómo duermen los jóvenes? Hábitos y prevalencia de trastornos del sueño en España’ de la Fundación Mapfre, que también revela que un 9% usa fármacos hipnóticos con receta de forma semanal, un 15% recurre a remedios sin receta (melatonina, doxilamina o cannabidol) y el 10% de los consumidores de alcohol bebe por la noche para conciliar mejor el sueño.
Según la investigadora principal del estudio y neuróloga, Marta Rubio, ese 15,1% que tuvo un siniestro de tráfico por dormir mal sube al 20% en varones y al 33% en el caso de jóvenes que padecen apnea del sueño.
Usar dispositivos electrónicos con pantalla en la cama antes de dormirse es un hábito común para el 83% de los encuestados, con un tiempo medio de uso de 48,6 minutos.
A pesar del uso de pantallas, un 59% adopta medidas para mitigar el impacto nocturno como la “activación de la función filtro de luz” o el uso de dispositivos de “tinta digital”.
En la mitad de los casos, tardan más de una hora en dormirse si bien los encuestados diferencian entre la hora a la que se van a la cama y la que están listos para dormir, que es de 44 minutos de media los días con ocupación y de una hora y 15 minutos los días libres.
En su mayoría consideran que dormir es tan importante como la alimentación o el ejercicio físico, sin embargo el 33% duerme menos de siete horas y el 61% admite restar horas de sueño para ocio u otras actividades de interés por falta de tiempo personal durante la jornada.
Se suelen acostar entre las 22.00 horas y las 00.00 horas los laborales y entre las 23.00 y las 02.00 horas en víspera de festivo. Los hombres de 18 a 29 años son los que se acuestan más tarde y las mujeres de 30 a 34 años, las que se levantan más pronto.
Precisamente son las mujeres y en esa franja de edad las que refieren tener un sueño fragmentado, generalmente por el cuidado de los hijos.
El estudio constata que un tercio de los encuestados confirma tener un problema de salud mental diagnosticado, siendo la ansiedad más frecuente, seguido de la depresión. Un 19% atribuye su problema de salud mental como causa de su sintomatología de insomnio.
Un 83,5% de los jóvenes de la muestra tiene alguna sintomatología relacionada con el insomnio: Un 46% refiere dificultad para iniciar el sueño, un 36% admite despertares durante la noche y el 47% despierta antes de lo deseado. Solo un 16,5% reconoce dormir bien y no tener ningún síntoma.
Las mujeres y la franja de 18 a 29 años son las que experimentan más dificultades para dormir, y la franja de 24 a 34 años la que tiene más despertares precoces.
Las principales consecuencias que identifican los jóvenes por dormir mal o cuando duermen menos de lo necesario son: cansancio o fatiga (54%), dolor de cabeza (40%), mal humor o irritabilidad (34%), problemas de atención, concentración y memoria (30%), somnolencia diurna y problemas de motivación o iniciativa (29%).
También refieren problemas de rendimiento académico o laboral (21,5%), de comportamiento como hiperactividad o impulsividad (12%) y propensión a errores o accidentes (11%).
Alrededor de la mitad de los encuestados reconoce que tiene dificultad para levantarse por la mañana y en el 77% de los casos requieren el uso de alarma o de alguien que los despierte.
El estudio que advierte de que los hábitos de sueño poco saludables en la población joven puede desencadenar problemas a largo plazo.