La ministra de Igualdad, Irene Montero, afirmó ayer que la “violencia política” en su contra “no va a parar y, aún al contrario, va a ir a más”, y pidió diferenciar “esta estrategia de la derecha y extrema derecha” de la crispación que “ha existido en muchos momentos en el Congreso”.

Montero no se desdijo de su acusación al PP de promover la cultura de la violación y esperó que “todo esto sirva” para construir “una cultura del consentimiento donde se entienda que solo sí es sí” y para “conseguir que no haya ninguna campaña que culpe y responsabilice a las mujeres de las agresiones que sufren”.

Avance de derechos 

Apuntó que el PP está “en su derecho” de pedir su reprobación “y la Cámara de votarlo” y pidió poner el foco en las herramientas que da el Estado a las mujeres víctimas y “sobre todo contra los agresores”. 

Preguntada si se sintió apoyada en el Gobierno, subrayó que lo importante no es lo que le ocurra a ella, pues “la violencia política no va a parar”, sino que “ninguna feminista piense ‘mejor vamos a quedarnos calladitas’”.  

“Lo importante es el avance en derechos y contra mí que sigan haciendo lo que quieran”, recalcó.

La ministra de Igualdad pidió  “no confundir la violencia política con un insulto o un calentón en el Congreso” porque la violencia política es una “estrategia de la derecha y la extrema derecha para tratar de destruir la vida y condicionar los avances democráticos, en concreto los feministas”.