Maribel no pensó nunca en publicar un libro de poesía. Fue el tiempo y el destino que le hicieron repasar en alto los versos que escribió aquí y allí y que fue metiendo en esa mochila a la que acude cuando quiere ser libre, que es la literatura.
Entonces se dio cuenta que los poemas bailaban la misma canción. Eran denuncia y esperanza y los concentró bajo un mismo techo “La lentitud del liberto”, con el que ayer saludó en la librería Lume al mercado editorial, de la mano de Maclein y Parker, que le dijeron “avante” y aunque “siempre me sentí más cómoda con los otros géneros”, la novedad viene de un trabajo de recopilación y corrección, de cosas que ve y no le gustan: “Hay un autor también salmantino Juan A. González que escribió algo que comparto: “Yo soy un hombre en creciente desacuerdo con su tiempo”.
La autora entiende que puede parecer negativo, pero “no es pesimista” porque cada uno puede quedarse con una parte del cuento, con la que está en desaprobación, y seguir con más fuerza el relato de la vida. Y así, el título hace referencia a la alta velocidad de la que presume la tecnología y que le da vértigo: “Es el ritmo que nos impone la sociedad. Te dicen que hay que ser independiente, pero la gente está sola”.
Pérdida de comunidad
Hay una pérdida de comunidad, afirma, y por eso cree en la teoría cíclica y en que todo termina y vuelve a empezar. Para expresarlo, Maribel encontró una voz cómoda desde la que comunicar con claridad: “Creo que en la medida de lo posible me entienden. No es nada oscura”. Es su pretensión desde el principio: llegar fácil sin que esto haga que el texto pierda fuerza: “Es un estilo donde me reconozco, aunque busco y busco y espero que esto vaya cambiando”.
Con tres licenciaturas en el currículo, la autora saltea las clases en la Universidad de Salamanca con la tesis de la Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y su gusto por escribir. Esto último la hace libre y por eso, le gusta el verano porque le permite afilar su vena creativa.
Le quita ataduras y todo fluye. No hay más objetivo que el de compartir una sensación o una tarde que acabó en rima.