El príncipe Enrique, duque de Sussex, consideró este jueves ante el Tribunal Superior de Londres que el Reino Unido no puede ser un hogar para su familia "si no es posible mantenerlos a salvo".
El hijo del rey Carlos III, que no estuvo presente en la audiencia de hoy, está inmerso en una batalla judicial contra la decisión del ministerio británico de Interior -Home Office- de retirarle la protección policial cuando visita el Reino Unido, después de que el duque de Sussex dejara de trabajar para la familia real en 2020.
En la declaración escrita expuesta por el equipo legal del príncipe en su querella contra esa cartera con relación al cambio en las disposiciones de seguridad cuando visita este país, el príncipe indica que tanto él como su esposa, Meghan, fueron "obligados" a abandonar el Reino Unido en 2020, cuando se desvincularon de la Monarquía británica.
"El Reino Unido es mi casa, es clave para la herencia de mis hijos y un lugar donde quiero que se sientan como en casa tanto como en el lugar en el que viven ahora en Estados Unidos", alegó el duque, de acuerdo con un extracto del texto leído por uno de sus abogados.
Algo que "no puede suceder si no es posible mantenerlos a salvo mientras están en suelo británico", agregó.
Asimismo, en la declaración, dijo que rechazaba poner a su esposa "en un peligro así", de la misma manera en la que se mostró "reacio" a exponerse a sí mismo "en peligro de forma innecesaria", para lo que aludió a sus "propias experiencias en la vida".
El pasado martes, sus abogados comenzaron a proporcionar los argumentos para lograr la protección del duque de Sussex y su familia en sus visitas al Reino Unido, tras la negativa del ministerio de Interior a continuar proporcionándole "el mismo grado" de protección personal.
La decisión fue tomada por el Comité Ejecutivo para la Protección de la Realeza y las Figuras Públicas (RAVEC, por sus siglas en inglés), que se ocupa de la seguridad de la familia real y dignatarios extranjeros, después de que el príncipe Enrique abandonara el Reino Unido en 2020.
Esta es una de las varias ocasiones en las que el duque de Sussex se ha enfrentado a la Justicia británica para lograr la protección que le fue retirada, después de que el pasado mayo se le denegara la opción de que él mismo pagara a agentes públicos por su propia seguridad.