Ni durante la jornada festiva de ayer los obreros abandonaron la cubierta de la Casa Cornide, cuyos propietarios han encargado reformar dado el mal estado en el que se encontraba. La empresa contratada por la familia Franco para realizar la rehabilitación de esta casa señorial frente a la Colegiata de Santa María, en la Ciudad Vieja, lleva unos días trabajando a destajo para culminar pronto.
En plena espera por la venta del pazo de Meirás, los Franco han decidido reparar los problemas que tenía otra de sus propiedades en A Coruña, la Casa Cornide, en el tejado. Desde hace unos días varios obreros trabajan en el cambio de la cubierta del edificio de tres plantas pues, según ha podido saber este diario, el estado de conservación era muy malo.
En el bajo del inmueble se ha guardado una pequeña grúa y en la parte alta ayer –día en el que no se paralizaron las actuaciones pese a tratarse de una jornada festiva– se podían observar múltiples herramientas así como algunas piezas de distintos materiales para sustituir la techumbre actual.
La aparición de una cuadrilla de trabajadores ha generado toda clase de hipótesis en el barrio de la Ciudad Vieja. Mientras unos vecinos hablaban de una hipotética preparación de la propiedad para ponerla en el mercado al igual que sucedió con el pazo de Meirás, otros suponían que la Casa Cornide ya tenía nuevos propietarios que estaban empezando con las reformas.
Sin novedades en la propiedad
No obstante, fuentes consultadas por este diario explicaron que la contratación solo responde a los problemas que existían con el mantenimiento del tejado y que la propiedad sigue en manos de los Franco. De hecho, “de momento” no hay planes inmediatos para firmar una operación de compra-venta. No obstante, esa puerta se dejó abierta hace algunos meses por la agencia inmobiliaria que se encarga de comercializar el palacete de Meirás, una empresa cántabra llamada Mikeli Luxury Real Estate.
Cuando se le preguntaba a la organización incidía en ese “de momento” que se repetía ayer frente a la Colegiata. De hecho, en septiembre del año pasado activistas vinculados al BNG ocuparon la vivienda para denunciar los “privilexios” de la familia dueña en Galicia.
De hecho, una hipotética venta generaría, con toda probabilidad, una polémica y debate social a la altura de la surgida tras ofertar el pazo ubicado en Sada por ocho millones de euros.
Curiosamente este tema era comentado en las visitas guiadas al casco histórico coruñés, ayer mismo, donde los turistas que se acercaban a Santa María también regresaban a sus casas con un mayor conocimiento de cómo llegó el impresionante inmueble a manos de la familia Franco tras varios trámites.