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El pasado 2 de agosto, Thalía protagonizó un vídeo en Instagram desde su casa en Connecticut (EE.UU.) con un mono rosa con flecos y en el que exclamaba eufórica y desinhibida “¿Están ahí mis vidas? ¿Me oyen, me escuchan, me sienten?”, dirigiéndose a sus seguidores.
“Fue precisamente un día donde no me sentía tan bien y tenía que salirme de eso. Entonces, me habían regalado un vestido, que a mí me encantó, y me lo puse, agarré mi stick (palo selfi) y empecé a hacer locuras”, relató Thalía sobre el origen del vídeo.
Al día siguiente, cuando la cantante se despertó, se dio cuenta de que el vídeo había causado furor en las redes sociales y corrían miles de imitaciones y versiones musicales de todo tipo: “La verdad, me emocionó porque no me sentí sola, porque me sentí parte de toda una comunidad que quiere divertirse”.
Lo que tampoco esperaba Thalía es que de este vídeo, que había servido para celebrar los 200 millones de reproducciones de su sencillo “No me acuerdo”, saldría otro tema musical, el “Me oyen, me escuchan”.
“Hubo versiones de salsa, merengue, pop y vi una de heavy metal”, recordó Thalía, quien explicó que la más compartida en redes fue una producción de un seguidor, Chuy Núñez, que aprovechaba las frases más destacadas del vídeo mezcladas con una base de batería, guitarra y coros.
Fue la misma Thalía quien contactó a través de las redes con este seguidor para decirle que quería añadir en su nuevo álbum, “Valiente” (2018), el tema que había producido, algo que dejó a Chuy Núñez atónito.
“Es una parte que ha sido muy sorpresiva y muy básica en este último año, pues ¿cómo la voy a dejar fuera de mi ‘Valiente’?”, dijo entre risas la cantante mexicana sobre este éxito viral.
A sus 47 años, esta exitosa cantante de la década de los 90 está experimentando un auténtico renacer artístico y mediático gracias a su reconversión al reguetón y al uso hiperactivo que hace de las redes sociales.
Lo que más le atrae de las redes es “la conexión inmediata” que se establece con sus seguidores, quienes “se conectan con ese lado divertido” que la mexicana proyecta a través de sus perfiles, a pesar de que se define como una persona “reservada”.
“Detrás de esta pantallita hay un clan o tribu que se engancha conmigo, que ve la vida del mismo color, que en algún momento perdió un tornillo como yo y que quieren divertirse, quieren reír y ser niños eternos”, explicó sonriente.
Thalía confesó que el dominio de las nuevas plataformas de internet se lo debe a sus dos hijos, de 11 y 8 años, a quienes observa cómo se manejan a través de las redes y qué ídolos tienen en YouTube.
“Tengo esta fortuna de que gracias a ellos entiendo lo que están viviendo (las nuevas generaciones), las palabras, los hashtags, lo que está de moda o lo que les gusta”, relató, totalmente fascinada por las oportunidades que internet ofrece para llegar a nuevos públicos.
Pero es al hablar de su maternidad cuando le brillan los ojos. “Para mí es lo mas bello que hay. Es la oportunidad de ayudar a dos seres que llegaron a mí a poder aprender, a guiarlos, a crecer”, expresó, consciente de que “no hay manual ni nada en esta responsabilidad”.
Thalía también proyecta cierta emoción cuando recuerda Santa María de la Ribera, el céntrico barrio de Ciudad de México que la vio crecer.
Precisamente en su México natal es donde quiere celebrar un concierto el próximo año y donde tampoco descarta volver a adentrarse en la actuación como cuando participaba hace dos décadas en exitosas telenovelas.
Mientras tanto, seguirá gozando cada instante de todo lo que haga. “La vida ya no la mido en días, en horas, en meses o en años. La vivo en el momento, el aquí y el ahora”, sentenció.